Después de 16 temporadas con el Barcelona y 31 títulos, el futbolista español Andrés Iniesta confirmó el 27 de abril que dejará al club al concluir la temporada. El anuncio del deportista manchego generó una larga serie de elogios provenientes de sus colegas, de quienes amamos el fútbol y sobre todo, de quienes admiramos su talento combinado con una condición cada vez más infrecuente en estos tiempos egoístas: ser una buena persona.
Aunque no ganó el Balón de Oro, el capitán del Barcelona, con ese aspecto de persona común que trabaja en forma anónima como un oficinista, se ganó el respeto de todo el mundo.
Iniesta deja una impronta de cercanía, humildad, generosidad y compromiso con su equipo, con su club, con su país (anotó el gol que consagró campeón mundial a España en 2010) con una manera de ser tan natural que a veces parece infantil.
En los ojos de este futbolista cercano a cumplir 34 años de edad es fácil ver ser el niño que a los 12 años entró a jugar en el Barcelona.
Iniesta, quien nunca fue expulsado de una cancha en su larga carrera, siempre respetó a la pelota: la trató y la cedió bien a otro compañero, respetando el sentido colectivo del juego, lejos del marketing y del egoísmo.
Pese a que tenía firmado con el Barcelona un contrato de por vida, prefirió anunciar que se iba del club, para no afectar ni a su inmensa carrera ni al equipo que lo cobijó y con el cual escribió algunas de las páginas más gloriosas del fútbol mundial.
«Si no estoy para dar lo mejor de mí al club que me lo ha dado todo no sería feliz», dijo al anunciar su partida del club catalán, con la misma sencillez con la que jugaba, algo difícil de conseguir en el fútbol.
Pau Gasol, jugador de basquetbol de la franquicia estadounidense San Antonio Spurs, extrajo un adjetivo con cada una de las letras de su apellido: Infinito, natural, inmenso, ejemplar, solidario, trabajador, Andrés Iniesta.
Claudio Marchisio, jugador del Juventus, lo describió así:
«Lo ves recibir el balón y piensas que algo maravilloso puede suceder de un momento al otro. ¿Al fin y al cabo, no es por esto que nos enamoramos del fútbol? Eres todo aquello que un niño sueña cuando recibe su primer balón. Gracias por esta maravillosa historia, Andrés Iniesta».
A continuación, un repaso de la carrera de este deportista ejemplar: