Se presentó de manera oficial un ambicioso proyecto científico, por el cual las provincia de Córdoba y Mendoza recibirán investigadores de los Estados Unidos y Brasil quienes, durante varios meses, estudiarán las tormentas más poderosas del mundo. El objetivo es mejorar los pronósticos meteorológicos para prevenir daños.
“Las tormentas en Córdoba y Mendoza son las más poderosas del mundo. Son más fuertes que las del centro de los Estados Unidos. No sé por qué. No tengo idea”, confesó el investigador estadounidense Steve Nesbitt ante el público que colmaba la biblioteca del Centro Cultural de la Ciencia, en Buenos Aires.
Fue la presentación oficial del Proyecto RELAMPAGO (siglas en inglés de Remote sensing of Electrication, Lightning, And Meso-microscale Processes with Adaptive Ground Observations), que acaba de iniciarse con la distribución e instalación de estaciones y radares meteorológicos fijos y móviles en la provincia de Córdoba, segun informó la agencia Nex Ciencia.
Nesbitt, profesor de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, es el encargado del proyecto, y lleva estudia desde hace décadas tormentas severas alrededor del mundo: “Las que se producen en algunas zonas de Córdoba y Mendoza son únicas por la frecuencia de rayos, la tasa de precipitación, la producción de granizo, la extensión que cubren y la altura que alcanzan”, señaló.
Celeste Saulo, directora del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), explica: “Los meteorólogos no tenemos laboratorios, nuestros laboratorios están en la naturaleza. Para nosotros, esta posibilidad de salir a medir profundamente una región del país en la cual se generan las tormentas más severas es una oportunidad única”.
Del proyecto participan el SMN, el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA UBA-Conicet) y la Universidad de Córdoba, por la Argentina; la National Science Foundation (NSF), la NASA, la National Oceanic and Atmospheric Administration y el Departamento de Energía de los Estados Unidos; la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo y el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.
“Es el mayor proyecto de investigación meteorológica efectuado por los Estados Unidos en el extranjero. Desde los años ’70 que no se hace algo parecido”, comentó Nesbitt.
La inversión para este proyecto es de unos 30 millones de dólares, aportados principalmente por la NSF.
Los norteamericanos, además, traen el instrumental, las instalaciones y el equipamiento que ellos utilizan para estudiar los tornados, eso que se suele ver en las películas documentales de cazadores de tormentas.
Datos inesperados
Pese a su gran poder y a su fuerte impacto socioeconómico, las tormentas del centro argentino estaban poco estudiadas debido a la escasez de instrumentos de monitoreo.
Para empezar a resolver este problema, en 2011 se puso en funcionamiento el Sistema Nacional de Radares Meteorológicos (Sinarame), un proyecto desarrollado por completo en la Argentina y operado por el Servicio Meteorológico Nacional.
El desarrollo, la fabricación y la puesta en funcionamiento de los radares fueron encomendados a la empresa argentina INVAP.
La primera etapa del proyecto concluyó a mediados del año 2015 con la puesta en marcha del RMA1 en la Universidad Nacional de Córdoba.
Los datos brindados por el radar se sumaron a la información satelital: “En el momento en que Steve hizo sus estudios en esta zona, no había radares en Córdoba. A todos nos dejó anonadados cuando vimos los primeros datos. Todo el mundo esperaba que los máximos se dieran en áreas tropicales, sin embargo ocurrían acá”, reveló Paola Salio, investigadora del Conicet en el CIMA y referente argentina del proyecto RELAMPAGO.
Según Salio, “este gran experimento internacional reúne una importante masa crítica de científicos trabajando en una misma dirección: mejorar el pronóstico de las tormentas para generar un aviso más adecuado, en un plazo más adecuado de modo que impacten menos en las personas y en la producción agrícola”.
Para la investigadora, los datos que brinde RELAMPAGO “no solo serán útiles para nuestro país, también le servirán a Uruguay, al sur de Brasil, al centro de los Estados Unidos y a países del sur de Europa, entre otros.”
Saulo, que también es investigadora del Conicet, manifestó: “El Servicio Meteorológico Nacional es parte de este proceso porque nuestro objetivo es que el conocimiento que se genere se transfiera a nuestras operaciones”. E hizo una invitación: “Es una oportunidad única y hay que aprovecharla con todo lo que tenemos. En este sentido, quiero invitar a que se sumen los investigadores de las ciencias sociales”.