El número 2 global de Scania, uno de los mayores fabricantes globales de camiones, buses y motores con tecnología de punta, Mathias Carlbaum, conoce los vaivenes económicos de la Argentina, por su paso anterior como director gerente de la filial del gigante automotor sueco en Brasil.
Por eso no se sorprende y luce su conocimiento de la crisis generada por la devaluación del peso ante las consultas de un grupo de periodistas de medios argentinos, entre los que estuve, que visitó en septiembre los cuarteles generales de la compañía escandinava en la localidad de Södertälje, en las afueras de la ciudad de Estocolmo.
“Lo que está pasando en los últimos meses en la Argentina, visto desde afuera, lo lamentamos muchísimo”, admitió Carlbaum, quien durante su gestión en Brasil visitó con frecuencia la Argentina, en especial la provincia de Tucumán, donde la empresa tiene desde hace 42 años en la localidad de Colombres una planta que hoy se dedica a la producción de diferenciales y componentes para cajas de cambio.
“Las perspectivas que teníamos del mercado argentino eran fuera de serie para Scania, y se encaminaba en ese sentido en crecimiento en la dinámica de mercado, en inversiones que estamos haciendo en nuevos concesionarios”, dijo el vicepresidente ejecutivo global de Operaciones Comerciales de la firma.
Ese panorama optimista se borró cuando “vino eso”, señaló Carlbaum, en referencia a la crisis cambiaria iniciada en fines de abril en la Argentina y profundizada en agosto.
Aunque aclaró que “una fracción de lo que saben ustedes es mucho más de lo que sé yo” el alto ejecutivo (por posición y por altura física), demostró que conocé bien la situación económica argentina y su impacto en los clientes.
“Lo que entendemos es que hay fundamentos en el país. Obviamente es una política dura y necesaria y ojalá esto nos lleve a buenos términos”, dijo en relación al ajuste fiscal dispuesto por la administración Macri a partir de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
“En cuanto a nuestro camino en la Argentina, con 42 años, con una posición muy honrada en el mercado, en la percepción del cliente y en la sociedad, lo que podemos aportar nosotros es ofertar lo más alto para nuestros clientes. No tenemos una gama distinta en América latina de la que tenemos acá (en Suecia). La tecnología más alta que tenemos, la parte de conectividad que hemos apoyado, todo está ahí en el pallet ofrecido por la compañía”, afirmó.
Pese a este mensaje optimista, admitió que la devaluación del peso “no nos dio tiempo, vino tan rápido…”.
Al respecto, señaló que “hay clientes con compromisos de compra de unidades en un mercado dolarizado. Si hay una depreciación del 5% al 10% es manejable, pero en estas dimensiones, es un momento que no voy a decir que está congelado pero ha bajado significativamente”.
“Imagino que con estas nuevas reglas para nuestros clientes habrá incertidumbres, con impuestos a la exportación que es algo un poco atípico. Muchos clientes nuestros que trabajan en agricultura, tienen ellos que ver cómo es su perspectiva a corto y mediano plazo”, describió.
“La necesidad está, en que las cosechas son buenas, pero ahora el punto de compra se ha retrasado un poco. Pero no cambia a largo plazo. Esto se ha vivido antes”, recordó de nuevo con esperanza el número 2 de Scania.
¿Dónde apunta la empresa para crecer en la Argentina? Para Carlbaum, la respuesta pasa por el transporte urbano de personas y cargas: “El potencial de trabajar en la movilidad urbana en la Argentina es muy grande”, en especial “en una ciudad como Buenos Aires, tan linda que es, con tecnología en buses, podría tener algo que ya otras ciudades en América latina tienen, en corredores y transporte mucho más sostenible”.
Voceros de Scania me comentaron al respecto que la empresa probará dos unidades de buses eléctricos en la línea 132 de colectivos en Buenos Aires.
“Se pueden dar pasos importantes con gas y soluciones de biogas. Hay mucho gas fósil en la Argentina, pero si quieren dar el salto en las metrópolis a otras opciones lo pueden dar”, recomendó Carlbaum, quien afirmó: “La tecnología ayudaría mucho en las metrópolis argentinas”.
La empresa tiene 42 años de producción ininterrumpida en su fábrica de Tucumán. Integrada al sistema de producción global de la marca, la planta recibe inversiones y amplia su personal para maximizar su capacidad productiva: un total de 10 millones de dólares serán invertidos durante este año y la plantilla
crecerá hasta 540 trabajadores.
La planta se dedica a la producción de diferenciales y componentes para cajas de cambio.
El 100% de lo producido se exporta a los principales mercados de la región y Europa, en el marco del denominado Sistema de Producción Global de la firma.
Posee 230.000 metros cuadrados de superficie y 11 líneas de producción.
Con el foco puesto en la mejora continua, se estiman futuras inversiones de casi 20 millones de dólares para los próximos dos años.
Más información en la nota que publiqué en iProfesional aquí.