La Internet de las cosas (IoT, sigla en inglés) es la forma de llamar a la tecnología que conecta máquinas, sensores, artefactos de todo tipo a la Red y dispone información sobre esos dispositivos.
El potencial de la IoT no está solo en la capacidad de conectarse sino en el uso de esa información con un provecho productivo para poder accionar, corregir e incluso predecir situaciones que antes no estaban a nuestro alcance.
Por ejemplo, en tu casa, hoy todos los electrodomésticos podrían estar conectados a Internet, hasta las lamparitas podrías comprarlas con IoT y manejarlas desde el teléfono.
También los sistemas de seguridad: hay una empresa que propone reemplazar la seguridad con personal en tu edificio por un sistema de cámaras y un tótem con una persona que te saluda segura desde un centro de comando, pero que en realidad a través de las cámaras conectadas a Internet monitorean todo el edificio.
La IoT permite comenzar a construir ciudades inteligentes: sensores en las calles, los semáforos y cámaras organizan el tránsito de manera autónoma y en línea.
Hay empresas que colocan sensores en los tachos recolectores de basura que miden el peso de la carga para organizar mejor la logística de recolección.
En la medicina hay empresas que fabrican marcapasos conectados a Internet y permiten al paciente tener en su teléfono las alertas respecto de su salud, y pueden anticiparle al médico situaciones de riesgo y permiten al fabricante también poder realizar mantenimiento preventivo.
Esto se potencia de una manera casi inimaginable cuando las cosas comienzan a interactuar con las cosas y a través del uso de la inteligencia artificial pueden empezar a tomar decisiones entre ellas sobre cómo actuar.
¿La IoT va a cambiar nuestras vidas?
Hay que entender a la Internet de las cosas como una tendencia dentro de un cambio mayor que es lo que hoy la mayoría llama transformación digital y que en conjunto con una serie de otras tecnologías disponibles en la nube, como redes sociales, Big Data e inteligencia artificial (IA) que conforman un entorno tecnológico y digital (valga la redundancia) que está transformando los procesos productivos, la forma de consumir y finalmente los hábitos de la sociedad.
La decisión de las personas por conectarse fue un factor decisivo en este proceso por eso es tan profundo y se torna imparable.
En el pasado las grandes organizaciones, como por ejemplo los gobiernos y las organizaciones militares eran quienes desarrollaban e implementaban primero las tecnologías motivados la mayoría de las veces por una carrera bélica o defensiva, luego fueron las empresas las innovadoras, ahora es la persona la que primero adopta las nuevas tecnologías porque las tiene a la palma de su mano y tienen la decisión férrea de usarlas.
Por eso, por ejemplo, en ninguna ciudad le pueden torcer el brazo a Uber.
Es importante comprender la combinación de estas tendencias porque por si solas no generan un entorno de disrupción sino que en conjunto tienen un potencial multiplicador, por ejemplo las redes sociales dieron lugar a un entorno para que la gente se exprese, comparta y consuma lo que quiere de información en cualquier momento y cualquier lugar, eso deja un rastro digital que es potencialmente analizable para fines empresarios o incluso sociales o políticos.
Por ejemplo, lo que pasó con Facebook y Cambridge Analytica: ¿alguien podía imaginar hace diez años que el creador de una red social iba a comparecer ante el Congreso de EEUU para intentar explicarle a los senadores como funciona Facebook y si había sido usado para influenciar en una elección de EEUU?
Las cosas comienzan a dejar información altamente valiosa. Se estima que el año que viene vamos a superar los 50 mil millones de cosas conectadas a Internet, mientras que recién en todo este siglo vamos a llegar a 10 mil millones de habitantes.
Para poder interpretar todo eso, se necesita contar con plataformas potentes de análisis de información y finalmente con todo ese universo de información la inteligencia artificial la puede convertir en conocimiento mucho más rápido que el propio ser humano y comenzar a realizar operaciones y decisiones autónomas sin necesidad de intervención de las personas.
En síntesis, estamos viviendo un momento único, una revolución que supera las anteriores disrupciones tecnológicas sobre todo porque la velocidad con que está ocurriendo no se dio nunca antes en el pasado.
No nos sorprendamos si en un futuro no muy lejano las cosas organizan su propio festejo del día internacional de la IoT, ¡Y esperemos que nos inviten!
Javier Marbec
Gerente comercial para el sur de América latina de Totvs.