Los usuarios de computadoras y, en menor medida, teléfonos móviles «inteligentes» y tabletas tienen conocimiento de la existencia de virus y códigos maliciosos informáticos que afectan la seguridad de esos dispositivos.
Algunos de ellos tienen además conciencia y los protegen con software, cortafuegos, contraseñas robustas y buenas prácticas.
Sin embargo, existen otros equipos en el hogar que se conectan a Internet y que por vulnerabilidades y defectos en su seguridad que vienen de fábrica abren puertas para que ciberdelincuentes realicen «entraderas» en las casas de los usuarios.
Un ejemplo reciente de ello es una cámara web, paradójicamente una herramienta de seguridad para hogares y oficinas, pero que sufre múltiples vulnerabilidades de… seguridad.
Eset, una compañía especializada en detección proactiva de amenazas, presentó una investigación, cuyo resumen me envió, donde revela que la cámara en la nube D-Link DCS-2132L tiene estos problemas.
Estas fallas permiten a un atacante interceptar y ver los registros de video, sino también manipular el sistema que se desarrolla para establecer un lazo entre el hardware y el software («firmware», en inglés) de los dispositivos.
Sobre la base de la información divulgada, el fabricante mitigó algunas de las vulnerabilidades informadas, pero otras aún no están resueltas, advirtió Eset.
Otra puerta de entrada son los televisores «inteligentes» o Smart TV, que adquieren mayores funcionalidades, y por lo tanto la cantidad y la sensibilidad de los datos que manejan es cada vez más relevante para el mundo del cibercriminal.
Cuantos más usuarios adquieren esta tecnología, los atacantes encuentran más incentivo para diseñar nuevas formas de sacar provecho de la Internet de las cosas.
Según la consultora Statista, en 2018 se vendieron más de 114 millones de televisores inteligentes alrededor del mundo.
De acuerdo a otra consultora, IHS Markit, este volumen representaría el 70% de todos los televisores vendidos durante ese año.
«El hecho de que la mayoría de los televisores inteligentes corran hoy alguna distribución basada en Android implica la conformación de un ambiente donde es más sencillo para los atacantes generar códigos maliciosos capaces de afectar equipos de un diverso abanico de fabricantes, facilitando la transición del malware que actualmente existe para plataformas móviles a sistemas operativos para televisores», explicó Denise Giusto Bilic, especialista en seguridad informática de Eset Latinoamérica y autora del informe «Smart TV: ¿una puerta trasera en nuestro hogar?», cuyo resumen me compartió la empresa.
Puedes leer más sobre este tema en la nota que publiqué en iProfesional aquí.