Los creadores de contenido, entre ellos «influencers» y actores, marcan el camino y llevan la delantera en lo que respecta a Internet, las redes sociales y la comunicación en el mundo virtual.
Juan Marenco, director general ejecutivo de la agencia Be Influencers, me señaló al respecto que «algunas personas que están en las redes como Instagram, YouTube y Facebook no sólo crean contenidos para sus seguidores, sino que también generan actividades y acciones por fuera que les permiten ser más libres y monetizar aún más su trabajo».
Por ejemplo, con charlas, talleres y capacitaciones por fuera de las redes. Se trata de actividades que permiten a los creadores de contenido tener mayor independencia en lo que se refiere a su relación con las marcas y trabajar más en sus contenidos.
Las personas que trabajan y postean con un sentido de propósito suelen generar más influencia en la sociedad: no buscan sólo sumar seguidores o ser un influyente, apuntan a crecer desde lo que generan y a vivir de ello.
«Hoy una de las cosas más importantes es la monetización del formato que puede tener dos focos: el contenido o la publicidad. Tener la posibilidad de elegir, es un gran paso que cada vez crece más sin importar las fronteras», afirmó Marenco.
Algunos ejemplos de plataformas y generadores de contenidos relevantes en la actualidad son Substack que proporciona infraestructura de publicación, pago, análisis y diseño para admitir boletines de suscripción.
Otra en auge es Domestika que desarrolla las habilidades y comparte conocimiento junto a creativos de todo el mundo y otros dos buenos ejemplos de herramientas que ayudan a la generación de contenidos son Cafecito y Stitcher.
El gran desafío y diferencial pasa por cómo construye cada uno de ellos su narrativa, cómo se moderniza y «customiza» a partir de los cambios en el mundo y en cada sociedad o cultura.
Antes la influencia se daba principalmente en la calle, en lo que pasaba en el trabajo, en la familia, en el grupo de amigos; hoy eso cambió, todos somos más virtuales, pero no por ello, menos auténticos.
Sin importar clase social, edad o red social, a las personas les entusiasman las redes sociales porque entretienen, pero en el fondo, se sigue a una persona, sin importar si es político, actor, cocinero o ama de casa, por lo que comunica, lo que piensa y hace, es decir por el contenido que genera.
Aquellos que pueden entrelazar la narrativa cotidiana y sin casete con la narrativa más real y profunda de la persona son los que trascienden. Marenco profundizó sobre estos temas en esta entrevista que publiqué en iProfesional.