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La Mansión Seré, ubicada en el límite entre las ciudades de Castelar e Ituzaingó, en el partido de Morón, en el oeste del Gran Buenos Aires, tiene una historia fascinante que abarca desde sus inicios como una bella residencia hasta su transformación en un infame centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico-militar. Hoy el sitio se ha convertido en un poderoso símbolo de memoria, verdad y justicia.

Orígenes de la Mansión Seré

La historia de la Mansión Seré se remonta a 1868, cuando el inmigrante vasco francés Jean Seré adquirió 56 hectáreas en las afueras de Morón. Allí construyó la Quinta Seré, donde se dedicó a la cría de caballos de polo y actividades de ganadería.

Al morir Jean en 1893, los campos fueron divididos entre tres de sus hijos. En 1900, su hija Leocadia, heredera de la parcela lindante con Ituzaingó, y su marido Santiago Capdepont encargaron al arquitecto Juan Bernardo Seré, hermano de Leocadia, la construcción de la mansión, un palacete de estilo francés de dos plantas con materiales importados de Europa. La belleza del edificio se veía favorecida por el paisaje rural que la rodeaba.

En 1928, Leocadia adquirió terrenos lindantes alcanzando las 11 hectáreas. Por esos años se hicieron los primeros loteos, dando origen al Barrio Seré. En 1949, la propiedad fue vendida a la Municipalidad porteña por una suma cercana a los tres millones de pesos.

La Mansión Seré como centro clandestino de detención

Tras el derrocamiento del expresidente Juan Domingo Perón, en 1955, la propiedad fue virtualmente abandonada hasta 1966, cuando fue entregada en comodato a la Fuerza Aérea Argentina para el alojamiento de su personal.

Sin embargo, a mediados de 1976, durante la última dictadura cívico-militar, la Mansión Seré fue convertida en un centro clandestino de detención (CCD) conocido como «Atila».

El CCD operó bajo la órbita del Primer Cuerpo del Ejército. Formaba parte del circuito represivo del oeste del Gran Buenos Aires (Morón, Merlo, Moreno) conformado por 15 CCD. Según testimonios de sobrevivientes, familiares y vecinos, para febrero de 1977 ya había personas secuestradas en este lugar.

El lugar físico donde funcionó el CCD era una casona de estancia de dos pisos, con sótano y techo a cuatro aguas. Allí, centenares de personas fueron torturadas bajo la responsabilidad de la Fuerza Aérea Argentina.

Los operativos contaron con la utilización de otros edificios en la región como El Chalet en el Hospital Posadas, la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA), La Casona (I Brigada Aérea de El Palomar) y la Séptima Brigada Aérea de Morón.

El aparato represivo contó además con la complicidad de la Policía Bonaerense, sobre todo a través de las comisarías primera de Morón, tercera de Castelar y segunda de Haedo.

La fuga y la destrucción de la Mansión Seré

Un hecho que marcó un antes y un después en la historia de la Mansión Seré fue la fuga de cuatro detenidos-desaparecidos el 24 de marzo de 1978. Claudio Tamburrini, Daniel Russomano, Guillermo Fernández y Carlos García estaban esposados y desnudos, pero lograron descolgarse con frazadas atadas desde una ventana del primer piso y eludir los controles.

Tras este incidente, parte de los detenidos que quedaron en la Mansión fueron trasladados a otras dependencias o liberados. Luego, la propiedad fue incendiada y más tarde dinamitada para borrar los restos del horror y las pruebas del plan de exterminio.

La recuperación de la Mansión Seré como sitio de memoria

Tras la recuperación de la democracia en 1983, el exintendente de Morón, Norberto García Silva, gestionó ante la Municipalidad de Buenos Aires la recuperación del predio mediante un comodato por diez años a la Municipalidad de Morón, para que fuera destinado a la construcción un polideportivo, llamado «Gorki Grana».

En el 2001, el arquitecto Alejandro Sánchez propuso en la Asociación Seré la idea de recuperar los cimientos de la memoria de la casa, originando el proyecto de recuperación.

En 2013 se inauguró el Espacio Mansión Seré (EMS), que contiene los cimientos del que fuera el centro clandestino de detención más emblemático del oeste del Gran Buenos Aires.

Es el resultado de un proyecto arqueológico y antropológico de recuperación y preservación del lugar que contempló la creación de un laboratorio donde funciona un centro de análisis de investigación y depósitos arqueológicos.

El Espacio Mansión Seré es hoy un centro de investigación e interpretación de la historia reciente argentina. El área pedagógica de la Dirección realiza recorridas guiadas por el EMS, talleres de construcción de memoria y de promoción de los derechos humanos para escuelas, instituciones, grupos y organizaciones sociales.

En la Casa de la Memoria y la Vida se organizan actividades culturales como charlas debates, presentaciones de libros, proyecciones audiovisuales, muestras fotográficas, de pintura y esculturas.

Historias destacadas de la Mansión Seré

Una de las historias más conmovedoras de la Mansión Seré es la de la mencionada fuga de los cuatro detenidos por la represión ilegal el 24 de marzo de 1978. Claudio Tamburrini, Daniel Russomano, Guillermo Fernández y Carlos García, a pesar de estar esposados y prácticamente desnudos, lograron descolgarse con frazadas atadas desde una ventana del primer piso y eludir los controles en plena noche. Este acto de valentía y resistencia marcó un hito en la historia del CCD.

Otra historia destacada es la de García Silva, el mencionado exintendente de Morón tras la recuperación de la democracia, quien gestionó la recuperación del predio de la Mansión Seré para convertirlo en un Polideportivo. En el discurso de inauguración, afirmó:

«Donde hubo tinieblas, ahora debe brotar vida».

García Silva reflejó así la transformación del sitio de horror en un espacio de esperanza y reconstrucción.

El arquitecto Alejandro Sánchez también desempeñó un papel crucial al proponer en la Asociación Seré la idea de recuperar los cimientos de la mansión para construir un Sitio de Memoria.

Su visión y compromiso fueron fundamentales para la concreción del Espacio Mansión Seré como un centro de investigación y educación sobre los derechos humanos.

Galería de fotografías de la Mansión Seré

Te comparto a continuación una galería de fotografías que tomé el 30 de junio de 2024 en la Mansión Seré, en una tarde dominical soleada y fría, con un teléfono móvil Samsung Galaxy S24 UItra.

Conclusión

La historia de la Mansión Seré es un reflejo de la historia argentina. De ser una bella residencia familiar, pasó a convertirse en un infame centro de torturas durante la dictadura cívico militar.

Sin embargo, gracias a la valentía de quienes lucharon por la verdad y la justicia, hoy se ha transformado en un poderoso sitio de memoria que honra a las víctimas y educa a las generaciones futuras sobre la importancia de los derechos humanos y la democracia.

La Mansión Seré es un recordatorio permanente de que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza y la resistencia siempre puede brillar.


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César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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