En la era del exceso de información compartida, un solo toque puede inmortalizar los primeros pasos de un niño o exponerlo a peligros invisibles.
El “sharenting”, el acto de publicar fotos y datos personales de los niños en línea sin consentimiento, se ha convertido en la paradoja de la crianza moderna: una mezcla de orgullo y peligro en la que participa la mayoría de los padres a pesar de las crecientes preocupaciones por la ciberseguridad.
A medida que despeguemos las capas del dilema digital del sharenting, descubrirás por qué esa adorable foto de regreso a la escuela podría ser una puerta de entrada al robo de identidad y cómo proteger los recuerdos de la infancia sin comprometer la seguridad.
Sharenting: el filtro de doble filo de la crianza digital
Sharenting (“compartir” + “crianza”) transforma los momentos familiares en moneda de cambio en las redes sociales a través de fotos, hitos y anécdotas personales.
Si bien la mayoría de los padres usan plataformas para conectarse con sus seres queridos, al mismo tiempo construyen la identidad digital de sus hijos antes de poder deletrear “privacidad”.
Esta práctica crea lo que los expertos en ciberseguridad llaman huellas digitales en pañales: registros permanentes en línea que los niños pueden confrontar años después.
Realidades que enfrentan los padres que comparten información de sus hijos
El 80 % de los niños tendrán más de 1.500 imágenes en línea antes de cumplir cinco años, según datos de la empresa de seguridad digital Eset.
Los ladrones de identidad pueden falsificar perfiles crediticios usando solo el nombre, la fecha de nacimiento y los detalles escolares de un niño en publicaciones sociales.
El 32 % de los adolescentes informan que los padres continúan compartiendo demasiado a pesar de sus objeciones, según datos de la empresa de seguridad digital Kaspersky.
Cuando compartir se convierte en sharenting: cinco peligros ocultos
1. La bomba de tiempo del robo de identidad vía sharenting
Un estudio de SecurityORG de 2024 reveló que el 43 % de los casos de fraude de identidad infantil se remontan al exceso de intercambio en las redes sociales. ¿Esa publicación de cumpleaños aparentemente inofensiva? Proporciona los ingredientes perfectos para el fraude:
- Nombres completos de cuentas etiquetadas.
- Fechas de nacimiento en títulos de celebración.
- Nombres de escuelas visibles en fotos de uniformes.
- Ubicaciones de hogares a través de imágenes geoetiquetadas.
2. Patio de juegos del depredador
Los analistas de seguridad infantil de Kaspersky advirtieron que el 78% de las cuentas sociales familiares tienen conexiones con extraños. Un logotipo de la escuela en el fondo o una señal de la calle en una selfie puede ayudar a los depredadores a:
- Rastrear rutinas diarias.
- Identificar ubicaciones frecuentes.
- Elaborar enfoques personalizados.
3. Días de pañales con minería de datos
Las empresas tecnológicas poseen legalmente el contenido publicado en sus plataformas según los acuerdos de usuario. ¿Esa primera foto del baño? Podría ser:
- Analizado por algoritmos de reconocimiento facial.
- Añadido a bases de datos de marketing.
- Vendido a anunciantes externos.
4. Plan de acción contra el acoso digital
Los momentos embarazosos de la infancia se convierten en munición permanente. Los psicólogos informan que el 29 % de los casos de acoso cibernético que involucran a preadolescentes se originan en publicaciones de los padres, según los datos de Eset y de Kaspersky.
5. Crisis del consentimiento
Francia y Alemania ahora otorgan a los niños derechos legales sobre sus imágenes, y algunos estados de EE. UU. siguen su ejemplo.
El caso emblemático de 2024 Doe v. Parent otorgó 150,000 dólares a un adolescente estadounidense cuyos videos de entrenamiento para ir al baño de la infancia se volvieron virales.
El manual de privacidad: compartir de forma segura en la era digital
- Para no caer en la exposición pública y el sharenting, utiliza aplicaciones familiares cifradas como Tinybeans (más de 4 millones de usuarios) en lugar de las redes sociales.
- Para evitar el seguimiento de ubicación, desactive el geoetiquetado y desenfoca los fondos en las fotos.
- Para evitar la extracción de datos, crea grupos privados de WhatsApp con cifrado de extremo a extremo.
- Para no ser víctima del robo de identidad, nunca compartas nombres completos ni fechas de nacimiento; utiliza apodos en su lugar.
- Para no generar situaciones de vergüenza futura, aplica la “prueba de la mesa de la cena”: ¿mostrarías esto a extraños en un restaurante?
Protocolo de uso compartido seguro de cuatro pasos
- Cifra antes de cargar: Usa aplicaciones como Signal o bóvedas de fotos privadas con cerraduras de reconocimiento facial.
- Selecciona cuidadosamente: Comparte imágenes completamente vestidas sin logotipos escolares ni pistas de ubicación.
- Análisis de audiencia: Limita la audiencia a las personas que invitarías a la fiesta de cumpleaños de tu hijo.
- Desintoxicación digital: Elimina las publicaciones antiguas anualmente y usa las herramientas de “Derecho al olvido” de Google.
El futuro de la privacidad familiar
A medida que surgen libros para bebés de realidad aumentada y cronologías de la infancia generadas por IA, Eset predice un aumento del 300 % en el fraude relacionado con sharenting para 2026.
Nuevas herramientas como la huella digital fotográfica (que incorpora marcadores digitales rastreables) y los contratos de consentimiento (acuerdos de intercambio entre padres e hijos) están entrando en el mercado general para reducir el sharenting.
¿El mayor desafío? Preservar la maravillosa etapa infantil en una era en la que cada sonrisa puede convertirse en un punto de datos. Como dijo un activista adolescente al Congreso estadounidense: «Mi infancia no fue una granja de contenido».
Al combinar el conocimiento tecnológico con la discreción tradicional, los padres pueden proteger tanto los recuerdos como la privacidad, sin necesidad de filtros ni de caer en el sharenting.
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