América latina enfrenta importantes retos en desarrollo y competitividad, pero a la vez tiene una gran oportunidad de repensar su futuro y avanzar varios pasos hacia adelante.
La siguiente fase de la Red, la «Internet de todo» (IoT, sigla en inglés y en español entre ese concepto y la «Internet of things»), un «sistema nervioso» global de redes que conectan personas, procesos, datos y cosas, ofrece posibilidades de transformación para la región, con consecuencias importantes en desarrollo, empleo y competitividad.
La «Internet de todo» hace las conexiones más relevantes y valiosas que antes, convirtiendo la información en acciones que crean nuevas capacidades, experiencias más enriquecedoras y oportunidades económicas sin precedentes para los negocios, las personas y los países.
Cerca del 99 por ciento de los objetos físicos que algún día pueden ser parte de la IoT, están aún desconectados.
Con sólo aproximadamente 10 mil millones del 1,5 billones de cosas actualmente conectadas, hay un gran potencial para conectar lo desconectado.
Cisco predice que 19 mil millones de dólares de valor potencial se generará en la próxima década, impulsado por la conexión de personas con personas, personas con máquinas, máquinas con máquinas, etc., todo esto a través de la «Internet de todo».
El valor potencial puede ser creado o será migrado a través de compañías del sector público y privado y de las industrias que aprovechen la «Internet de todo» en la próxima década.
De estos, 860 mil millones corresponden a América latina. Si la «Internet de todo» no es implementada, esta suma se dejará sobre la mesa.
El reto es claro: la digitalización de países, ciudades, empresas y organizaciones es una oportunidad que América latina no puede desaprovechar, una oportunidad sin precedentes para avanzar en productividad y competitividad.
Esta región, un mercado de más de 600 millones de personas, cuenta con sólidos fundamentos macroeconómicos.
Sin embargo, los indicadores económicos y sociales destacan la necesidad de aumentar la productividad de la región para mantener su impulso económico y social.
La disminución de la velocidad de crecimiento de la economía mundial y el cambio de los patrones de inversión combinados con retos en educación, salud, infraestructura y tecnología son temas que hay que resolver.
El principal reto a futuro en la región no es pues la inestabilidad económica sino el bajo crecimiento, que podría estar en tasas de entre uno y dos por ciento anuales, el cual no es suficiente para las grandes expectativas de la población, en especial la naciente clase media.
La única manera de crecer a una tasa mayor es aumentando la productividad: mejorando la educación, aumentando la innovación, mejorando la infraestructura y logrando una mayor competitividad.
Dentro de este contexto, la digitalización de la región y en especial la «Internet de todo», jugarán un papel determinante.
Dirigentes de gobierno y de ciudades tienen visiones muy claras y ambiciosas en materia de agendas digitales. Sin embargo, estas contrastan con la realidad.
Según el reciente Global Information Technology Report, América latina y el Caribe, aunque han avanzado en el entorno de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), todavía están muy abajo en el ránking.
En el Networked Readiness Index, una investigación sobre 143 países que se basa en el entorno, preparación, uso e impacto de las TIC, el primer país de la región en el ránking es Chile, en la posición 38 y los demás le siguen con grandes diferencias.
Lo que evidencia que la región esta aún muy por debajo en conectividad en comparación con otros países y regiones del mundo.
La penetración de banda ancha de América latina está por debajo del promedio del mundo. Lo cual es muy bajo y puede ser un limitante para la adopción de la «Internet de todo».
Los países de la región deben implementar políticas para impulsar el crecimiento de las conexiones de banda ancha.
Creemos que este es uno de los factores prioritarios para aumentar la productividad y competitividad de nuestras economías a todos los niveles y así mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos.
Invito a los líderes de la región a considerar las posibilidades que ofrece la «Internet de todo», no solamente para los gobiernos sino también para el sector privado.
El primer paso es aumentar la disponibilidad y adopción de la banda ancha, en particular mediante políticas que permitan alcanzar el acceso universal, aumentar la asequibilidad, incrementar las competencias digitales y cerrar las brechas de género.
Adicionalmente, la región debe duplicar sus inversiones en infraestructura en general y en tecnología en particular para aumentar la productividad. La «Internet de todo» exige también un cambio de mentalidad y un afán por innovar.
Estas son medidas que deben tomarse para asegurar que la región puede disfrutar las ventajas de la próxima fase de Internet.
Los beneficios de la «Internet de todo» pueden ser varias veces mayores en magnitud en comparación con las etapas anteriores de Internet. La digitalización de la región es una oportunidad que no da espera.
Jordi Botifoll
Presidente de Cisco América Latina, en la foto.