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Una actividad en el Distrito Tecnológico del barrio porteño de Parque de los Patricios es la excusa perfecta que tengo para visitar El Globito, la tradicional pizzería ubicada en la avenida Caseros 3015.

Las oportunidades en las que disfruté de la comida y el ambiente de este lugar fueron a primera hora de la tarde, con almuerzos demorados, uno de ellos con una feliz coincidencia con el apreciado pastor Carlos «Piru» Volpe.

El local, que está casi en la esquina con La Rioja, es antiguo y bien mantenido y con detalles que le dan ese sello barrial.

Por ejemplo, sobre la avenida están las tradicionales ventanas guillotina con armazón de hierro y las puerta de vidrio. Y en las ventanas, un fileteado antiguo y gastado que dice «Pastelería, sandwichería, empanadas».

En la puerta, un cartel pegado dice “Bienvenido. Usted está entrando a un lugar histórico de Parque de los Patricios”. El piso es de baldosa granítica color beige.

Las paredes de azulejo opaco beige y recubiertas de venecitas en tonos de gris.

En un costado estas venecitas forman un cartel rojo con letras blancas que dice «Pizzería El Globito. 1934».

La treintena de mesas dobles y una decena de simples son de madera clara, al igual que las sillas, mientras que la tapa de las mesas es de fórmica verde o simil mármol gris.

En las mesas hay azucareras de vidrio con vertedor de plástico y servilleteros de bar vintage, con imagen de publicidad vieja de la cerveza Quilmes.

Hacia el fondo el local se achica, y hay una pared que cierra el salón con un globo aerostático hecho con una semiesfera de acrílico y unos hilos, simbolizando el icono del club Huracán, que da nombre al lugar.

La barra es grande, de material, revestida en azulejos beiges como la parte baja de la pared, con una bandeja de metal grande con facturas varias, dos choperas de porcelana antiguas, la máquina de café, una estantería de aluminio con vasos y copas y otras de vidrio.

Detrás de la barra, la vitrina es de madera con fondo espejado. Allí hay vinos tintos, Hesperidina, whiskies, Tía María y licores varios.

En un estante hay tres teléfonos porque la pizzería trabaja mucho con el envío a domicilio.

Encima hay colgado un cartelito antiguo que dice: “Por orden del comisario se prohíbe entrar armado y con sombrero al despacho de bebidas”.

Debajo, un cartelito de madera dice: «Si comió mal, dígalo adentro. Si comió bien, dígalo afuera».

Hay varios mozos que tienen casaca roja con el nombre del local, que atienden a los muchos habitúes que eligen a la pizzería como su lugar para reunirse con amigos o como oficina.

Las mesas tienen manteles individuales de papel con una foto del plantel de Huracán. Sobre ella se posan los platos y vasos que trae el mozo.

Hay pizzas de gustos variados y de media masa y a la piedra, no es grasosa y la salsa es suave. La mozzarella es excelente.

A continuación algunas fotos que tomé en mi última visita, el 18 de mayo de 2016.

Soy de River Plate, pero por la pizza, la atención y el ambiente vale la pena visitar este reducto tradicional de los simpatizantes de Huracán.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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