En medio de la City porteña, el centro bancario y financiero de Buenos Aires, se encuentra la Catedral Anglicana San Juan Bautista, el templo protestante más antiguo de América latina y el primer ejemplo de diversidad religiosa de la capital de la Argentina.
Se encuentra en la calle 25 de Mayo 276, a pocos centenares de metros de la Catedral Metropolitana católica romana, cuyo pórtico construido en 1823 es señalado como la primera obra vinculada con los principios de la arquitectura neoclásica en Buenos Aires.
Sin embargo en ese caso se trató de un agregado a una construcción en la que, sólo el añadido, representaba la voluntad de ese movimiento estilístico.
Por lo tanto, el templo anglicano es la primera edificación concebida de manera integral según los ideales de aquella corriente artística en Buenos Aires.
En este templo confluyen las historias de la Argentina e Inglaterra. En 1830, Juan Manuel de Rosas cedió para erigir este templo un terreno que había pertenecido al vecino convento mercedario de San Román Nonato.
Un pasillo interior vincula a las dos iglesias, símbolo de confraternidad cristiana presente en la ciudad desde los inicios de la organización nacional.
La comunidad anglicana empezó a organizarse con residentes ingleses a partir de 1830 y poco tiempo después, en 1831, iniciaron la construcción de San Juan Bautista sin consagración episcopal y financiada por el Gobierno británico.
El edificio, obra del escocés Richard Adams, está retirado de la línea municipal y elevado sobre un podio o basamento.
Su frente está constituido por un pórtico hexástilo (de seis columnas) de orden dórico.
El intercolumnio central es de mayor amplitud que el resto. La sencillez de las formas, la ausencia de elementos decorativos agregados y la excluyente utilización del color blanco crean una imagen de gran simpleza y austeridad.
Su interior es de tres naves y fue modificado en varias oportunidades con intervenciones llevadas a cabo en los siglos XIX y XX.
Se destaca la influencia de la época victoriana con ventanales con vitrales y un órgano.
En el siglo XIX se incorporó un coro para enfatizar la importancia de la eucaristía y la construcción de puestos de canónigos, y en el siglo XX se instaló el trono del obispo.
El exterior de la obra es la parte donde mejor se conserva la idea original, aunque la presencia de dos edificios de mayor altura en sus laterales y la cercanía de estos volúmenes vecinos definen un entorno que distorsionan la percepción y la escala original de la obra.
En 1869 se creó la diócesis de las islas Malvinas, de la cual este templo pasó a depender.
A partir de 1910, con la creación de la diócesis para la Argentina y Sudamérica oriental, el templo fue elevado a la categoría de procatedral y desde 1964, de catedral. En el año 2000 fue declarado monumento histórico nacional.
En la evolución de esta iglesia se encuentran dos tendencias: una etnicista, centrada en la comunidad inglesa en Buenos Aires, y otra misionera, representada por quienes consideraban la evangelización una necesidad y obligación moral.
Los cultos o servicios son bilingües son tradicionales para los fieles mayores y para los turistas.
Una vez al año se realiza una ceremonia en conmemoración de los ingleses radicados en la Argentina y los argentinos descendientes de británicos que murieron en combate en la Primera Guerra Mundial.
Visité este templo la tarde lluviosa del 14 de julio de 2017, donde tomé las fotografías que aparecen en esta nota, a excepción de aquellas donde aclaro su fuente.
Excelente información. ¡Gracias, César!
Por favor, de nada, querido Pablo. Abrazo.