El octavo y último día completo de mi viaje por Armenia, la nación de mis abuelos paternos que visito por primera vez, culminó con una cena en Ereván la capital de este país, junto a Agustina, mi hija y anfitriona.
La cena consistió en diferentes variedades del lehmeyun (hay diferentes maneras de castellanizar esta palabra), mi comida armenia favorita, que mi abuela Lousaper nos hacía todos los domingos cuando mi familia almorzaba en su casa.
Lousaper y mi abuelo Aram sobrevivieron al genocidio armenio de 1915. Estuvieron muy presentes en el paseo que realicé hoy por el estremecedor museo sobre esa barbarie cometida por Turquía. Contaré en otras futuras notas sobre ese museo.
Quizás la foto que ilustra esta nota refleje bien mi experiencia en Armenia: la alegría del reencuentro con mi hija que reside en Ereván desde abril de 2018, y de un renovado flujo de la savia que viene de mis raíces armenias, fortalecida por el contacto directo con la nación de mis abuelos.
Estas nos ayudan a comprender mucho a nuestras familias y nos acercan a lo que ralmente somos. Me pasó cuando visité el año pasado el pueblo vasco donde nació mi abuelo. Seguramente tu visita es más fuerte por la memoria del genocidio. Muy bueno que compartas todo esto, Bendiciones, Dafne Plou
¡Muchas gracias, Dafne!