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Pasillos vacíos, negocios cerrados, cielorrasos endebles, escaleras mecánicas bloqueadas y un ascensor fuera de servicio, paredes y ventanas pintadas con grafitis, forman parte del cuadro de abandono que campea en la estación Maipú, una de las cabeceras del Tren de la Costa, un ramal ferroviario en el norte del Gran Buenos Aires.

Hace casi 24 años, con mi familia hacíamos una fila de casi 300 metros de largo, que comenzaba en el andén central de Maipú y se extendía por los pasillos hasta la estación Bartolomé Mitre del ferrocarril Mitre, para abordar algún convoy hacia la ciudad de Tigre.

Eran los tiempos del boom de este ramal, donde miles de personas viajaban en modernos vagones turísticos hasta alguna de las 10 estaciones restantes del tren, entre las que se destacaban Libertador y San Isidro por sus centros comerciales y Delta, por el Parque de la Costa, un centro de esparcimiento donde fuimos muchas veces con mis hijas María y Agustina cuando eran niñas y adolescentes.

Hoy el cuadro está casi en las antípodas en Maipú, una estación ubicada en la ciudad de Olivos, en el partido de Vicente López.

Un puente peatonal de la estación se destaca en la avenida Maipú al 2300, cercana a la Quinta Presidencial de Olivos.

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Desde esta estación se combina con la estación Bartolomé Mitre del ferrocarril Mitre proveniente de la estación terminal de Retiro, mediante ese puente y galería peatonal.

El repaso de la historia nos permite comprobar que no es la primera vez que este tren y sus estaciones son víctimas del abandono.

Entre 1891 y 1896 se construyó este ramal desde el barrio porteño de Belgrano R hasta la ciudad de Tigre, vecina al delta del río Paraná.

En 1961 se decidió la clausura del tramo entre las estaciones Borges y Delta por considerar que se trataba de un ramal «antieconómico» al pasar a escasa distancia de la línea Retiro-Tigre, mucho más utilizada.

Así el denominado «Tren del Bajo» permaneció abandonado durante más de treinta años, y funcionaba sólo la estación Bartolomé Mitre como punta de riel del servicio.

En 1989, durante la administración Menem, la empresa Ferrocarriles Argentinos llamó a una licitación pública nacional internacional para la rehabilitación del servicio ferroviario pero con características turísticas en el sector comprendido entre las estaciones «Mitre II» (hoy Maipú) y Delta, incluyendo la operación del servicio, la ejecución de un proyecto arquitectónico y urbanístico destinado a recuperar los predios e inmuebles incluidos dentro del ramal, además de la explotación comercial de esas áreas.

La licitación fue ganada por Tren de la Costa S.A., una empresa subsidiaria de la Sociedad Comercial del Plata.

El nuevo servicio ferroviario se inauguró al público el 25 de abril de 1995, incluyendo once estaciones y tres centros comerciales (Maipú, Libertador y San Isidro). Los trabajos incluyeron la puesta en valor de la mayoría de las siete estaciones existentes y la construcción de cuatro estaciones nuevas (Maipú, Libertador, Marina Nueva y Delta).

Pero luego de ese boom, del cual fui testigo directo, la empresa concesionaria entró en crisis y el servicio fue retomado por el Estado bajo la administración Kirchner.

Hoy apenas algunos pocos convoyes de vagones celestes y blancos recorren el ramal. Mientras tanto, las estaciones esperan su recuperación, como ya sucedió con Borges, como puedes ver en esta nota propia.

Recorrí el tramo entre las estaciones Maipú y Mitre el 10 de febrero de 2018.

Los salones de acceso en planta baja, el estacionamiento en el subsuelo, el sector destinado a una veintena de locales comerciales, y el puente sobre la avenida Maipú aguardan una nueva gestión privada.

En ese hall había locales de la cadena de comidas rápidas McDonald’s, la librería Yenny, la empresa de electrónica y música Musimundo, una farmacia y hasta un stand de la aerolínea American Airlines.

En 1996 nos mudamos a menos de 500 metros de la estación Maipú, y era una costumbre familiar el paseo de fin de semana con mis hijas por esos lugares y subir al tren para pasear por las estaciones.

Hoy sólo hay movimiento cuando los pasajeros caminan entre las dos estaciones Maipú y Bartolomé Mitre.

Como me pasa desde hace dos décadas, cuando desciendo en la estación Bartolomé Mitre guío a turistas para que hagan la combinación al Tren de la Costa, y les sugiero bajarse en la estación Anchorena, la única que está vecina al río de la Plata.

Durante los últimos años se instalaron en el hall puestos de ventas de antigüedades, trastos y cosas usadas que daban un aspecto deprimente y oscuro al lugar.

En las paredes quedan hoy algunos rastros de esa época reciente, con discos de vinilos y empapelados sepias.

A continuación, una galería de fotografías en orden aleatorio de los pasillos comerciales de la estación. Espero antes de fin de año mostrarte un aspecto renovado, como ya ocurre con Borges.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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