Esta semana se conocieron datos de una investigación y una escena que reflejan la precarización laboral del oficio de periodista en la Argentina.
Mi apreciada colega Patricia Valli compartió en su perfil en Twitter un informe de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA Autónoma), sobre la licuación de los salarios de convenio entre 2015 y 2019, gran parte de los cuales fueron bajo la administración Macri.
El retroceso en algunas actividades supera el 30% (prensa, administración pública nacional) mientras que muchas otras registran caídas entre el 15% y el 20%.
Como bien acotó Patricia, «mejor no ver la lista de pérdida de puestos de trabajo (en proporción al tamaño del sector)».
Un reflejo de esa debacle salarial y su consecuente precarización es una escena difundida el 17 de septiembre.
En ella, un cronista cubre una conferencia de prensa con dos teléfonos móviles. Con uno de los celulares, que sostenía con una mano, grababa a un dirigente deportivo, mientras que con la otra mano sostenía otro terminal donde cambiaba imágenes publicitarias en una pantalla dirigida hacia las cámaras de TV y de fotos.
El colega Leo Botta lo difundió en el siguiente tuit:
Muy pocos usuarios que comentaron el mensaje observaron la grave situación laboral que refleja esta escena.
En cambio, la mayoría celebró al cronista y su ingenio por aprovechar la visibilidad de la situación para hacer publicidad de una manera no tradicional y de ese manera generarse un necesario ingreso adicional a su salario magro.