«Mi lugar en el mundo» es una frase que remite al gozo. Puede ser un sitio cotidiano o con un significado especial. En mi caso tengo varios lugares en esta tierra de los vivientes, que Dios me permitió disfrutar en su misericordia.
Uno de esos lugares que amo es la península de Quetrihué, Neuquén, en la Patagonia argentina.
Una senda de 13 kilómetros (en rigor son 12 km, pero si te desvías a los miradores de Quetrihué y bajas a la laguna Patagua sumas algo más de un kilómetro a la caminata), recorre a lo largo esta franja escarpada de tierra que se introduce como una cuña en el lago Nahuel Huapi.
Recorrí esa senda más de media docena de veces, un par de ellas ida y vuelta, entre la localidad de Villa La Angostura y el parque nacional Arrayanes.
Caminé solo la mayoría de las veces, y en algunas ocasiones con mi familia.
Es una experiencia maravillosa donde tomas contacto directo con la creación de Dios, en silencio, o escuchando los sonidos del viento patagónico en la frondosa vegetación o de los animales.
La última vez que recorrí la península fue el 7 de noviembre de 2019. Tomé más de dos centenares de fotografías ese día, y seleccioné de ellas las siguientes 56, que registré con una cámara Canon EOS 1300D y un teléfono móvil Samsung Galaxy S10 Plus, para compartirte este 30 de julio de 2020, cuando cumplo 56 años.
Hermosas, César. Qué ganas de estar ahí. Feliz cumple!
¡Muchas gracias, Sabrina! Sí, muchas ganas. Si Dios lo permite, espero en noviembre estar por allá. Besos para vos.
Muchas felicidades! Gracias por compartir tanta belleza!
¡Muchas gracias, Ana María!