El «grooming» o engaño pederasta se da cuando un adulto contacta a un menor de edad, a través de Internet, y mediante la manipulación o el engaño logra que el niño realice acciones de índole sexual.
Puede darse a través de cualquier medio digital que permita la interacción entre dos o más personas, como redes sociales, correo electrónico, mensajes de texto, sitios de chats, páginas de juegos en línea, entre otros.
Las consultas en la Argentina crecieron entre el 20 de marzo y 30 de septiembre de 2020, durante el confinamiento social por la pandemia del coronavirus, aumentaron un 152%, con respecto al año anterior, con más de 1.600 consultas en todo el país, informó Argentina Cibersegura, una asociación civil que busca concientizar a la comunidad para crear un espacio digital más seguro.
Respecto a la Capital Federal, según la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas del Ministerio Público Fiscal porteño, se ingresaron 162 denuncias de grooming, y aumentaron un 92% entre abril y septiembre con respecto a marzo.
Cuando este problema se limita al entorno digital, como envío de fotos íntimas o grabación de contenidos de la cámara web, el menor puede llegar a sufrir traumas psicológicos como víctima de la manipulación y las consecuencias sobre la privacidad si dichos contenidos son publicados.
En caso que se concrete un encuentro cara a cara, las consecuencias podrían ser ya de carácter físico, incluyendo abuso sexual.
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