Una iniciativa de la Fundación Cartoneros y sus chicos busca detectar las debilidades de la lectoescritura para trabajarlas y que no se conviertan en obstáculos de aprendizaje.
La campaña de alfabetización de esta entidad busca recaudar fondos que permitan sostener este programa. También propone reflexionar sobre el derecho básico del aprendizaje de la lectura y la escritura e invita a la comunidad a sumarse para revertir este problema que se profundizó en la pandemia del coronavirus.
“El año pasado, antes de la pandemia, comenzamos con nuestras actividades de apoyo escolar detectando 45 chicos y chicas que no sabían leer ni escribir. Al comienzo de este año pasamos a 80 que van desde primer grado a segundo año del secundario. Del total de los chicos y chicas con los que trabajamos son más del 50%”, expresó Diego Guilisasti, director ejecutivo de la fundación, en un comunicado que me envió esta entidad.
“Todos los niños tienen la capacidad de aprender a leer y escribir. La amplitud del vocabulario no está determinada genéticamente: depende de las oportunidades que el entorno social brinde”, afirmó Celia Rosemberg, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), quien estudia el desarrollo lingüístico y cognitivo infantil, en una publicación de esta organización estatal.
Desde la fundación, cuya sede se encuentra en la localidad de Maquinista Savio, en el norte del Gran Buenos Aires, lanzaron un programa de alfabetización a través del cual trabajan en forma personalizada e individual con cada niño, respetando sus tiempos de aprendizaje.
“No saber leer ni escribir no solo afecta las prácticas del lenguaje, los problemas matemáticos, por ejemplo, son textos que, si no se pueden leer, tampoco se pueden resolver. Un chico o una chica que no sabe leer ni escribir es una futura silla vacía en la escuela por deserción escolar. El espacio de aprendizaje que generamos para los chicos fortalece su autoestima y confianza y les da la pauta de que son capaces de progresar a través del esfuerzo, la constancia y la diversión”, concluyó Guilisasti
La campaña de recaudación de fondos se extenderá hasta mediados de agosto. Su objetivo es llegar a los 400 mil pesos donados, los cuales serán destinados en el 100% a cubrir los gastos del programa de alfabetización de materiales, dispositivos digitales y cargas de datos móviles para que los niños y jóvenes puedan aprender a leer y escribir de manera presencial y/o virtual. Para más información o para hacer un aporte económico, visitar este sitio web.
La Fundación Cartoneros y sus chicos arrancó en 2001, en el apogeo de la crisis social, económica y política de la Argentina a principios de este siglo. Conmovida por la situación del país, la empresaria suiza Renata Jacobs decidió apoyar a los recicladores urbanos con el objetivo principal de diseñar un proyecto para los hijos de estos trabajadores.
La iniciativa consiste en el desarrollo de programas educativos y recreativos en «espacio de contención y de cultura que fomentan valores para la participación ciudadana responsable».