El siguiente texto fue en respuesta a la siguiente pregunta: «¿Qué diferencia ha hecho Jesús en tu vida?» Más información sobre esta encuesta aquí.
¿Qué diferencia ha hecho Jesús en tu vida?
Al detenerme a pensar en esta pregunta decidí buscar el significado de la palabra “diferencia”, dado que la uso con tanta frecuencia y aunque la respuesta parece hasta lógica e implícita, no tenía una definición sino sinónimos para explicarla. Así que fue al querido diccionario RAE y me brindó esta respuesta: “Cualidad o accidente por el cual algo se distingue de otra cosa”.
Inmediatamente, surgió en mi interior la gran diferencia que hizo Jesús en mi vida. Jesús fue el mejor accidente y la mejor cualidad que podía distinguirse de otra en mí. Sin Él mi vida hubiera sido un accidente sin cualidades ni futuro.
Jesús hizo la diferencia porque me mostró “la diferencia”. Cuando por primera vez pude, preocupada que nadie lo notara, hablar con Jesús y simplemente decirle unas pocas palabras… ya algo comenzó a ser diferente y a distinguirse de lo que hasta ese momento había sentido. Eso me impulsó a agregar más palabras a ese monólogo inicial que con el tiempo se transformó en un diálogo de aprendizaje infinito del que “todo lo sabe”.
A partir de ahí las diferencias se hicieron cada vez más evidentes, y para hacerlo más práctico debería relatarte maravillosas historias que siempre, siempre, tienen un final de amor y esperanza.
Mi futuro incierto comenzó a tomar dirección y cobrar sentido. Mis emociones desordenadas iniciaron un trayecto de orden y propósito. Mi historia podía haber sido una, tal vez con un final de dolor, pero Jesús hizo la diferencia en mí y la transformó.
Hoy tengo una esperanza que no depende de nadie que crea que tiene el poder en sus manos, mi vida depende del único que pudo asegurarme que mi inversión está en un banco seguro. Tengo una familia que pude construir siguiendo los consejos diferenciadores de Jesús. Tengo una vida a la que pude encontrarle el propósito de ser vivida.
Cientos de historias relatadas individualmente hacen la diferencia. Pero para que pudieras disfrutarlas y sentirlas desde el mismo lugar del corazón desde donde yo te las contaría, necesitaríamos un par de sillones cómodos, unos cafecitos humeantes y dos almas dispuestas, una a dar (la mía) y otra, a recibir (la tuya). ¿Armamos el encuentro?
Gisela Sawin
Durante más de 20 años ha servido al mercado cristiano en diferentes áreas de publicación. Su conocimiento del mercado la acompaña en sus consejos, ideas y desarrollo de materiales.
Como periodista y editora ha logrado la confianza de muchas editoriales y autores para la elaboración de materiales, varios de los cuales seguramente están en su biblioteca.
El respaldo y la experiencia con los que cuenta se ven reflejados en la cantidad de materiales trabajados, muchos de ellos ganadores de premios.
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