El siguiente texto de Leonardo Blanco responde a la encuesta ¿Quo vadis periodismo? Más información acerca de la encuesta aquí.
Intentar responder de manera drástica y concluyente al planteo de “hacia dónde va el periodismo” supone contar con una claridad conceptual sospechosa, sobre todo en tiempos en que los conceptos rígidos pasan, en cuestión de minutos, de verdad revelada a papelón.
Es cierto que el panorama parece desolador: la crisis en la Argentina (y en el mundo), la precaria sostenibilidad de los medios, la infoxicación de las audiencias, la competencia desleal entre profesionales de medios e influencers, la picardía de las marcas que ya no necesitan a los medios para llegar a su target (es más fácil y barato usar influencers), las noticias falsas y el clickbait que da tráfico inmediato, pero lesiona la credibilidad, el concepto de calidad puesto en crisis (en todos los niveles del proceso de generación de contenidos). Y así…
Los árboles son muchos y tupidos cuando se quiere mirar el bosque. Hay que desmalezar.
Tal vez sea momento de que el periodismo haga lo suyo, se adapte de verdad, se actualice y mute de manera novedosa: que vuelva a reconocerse en su propia historia. El famoso “volver a los orígenes”.
Tal vez, la manera de diferenciarse y ofrecer novedades en un mundo tan cambiante sea saber plantarse en tres o cuatro principios rectores que hubiera sido bueno no haber olvidado. Una serie de reglas y una mística que hoy, llamativamente, aparecen presentes en otros ámbitos como, por ejemplo, en el mundo del UX (User Experience: la experiencia de usuario de plataformas virtuales y apps). Ellos se desvelan por cosas como:
- Poner nuevamente al usuario (al lector, el consumidor, el público) en el centro de la escena y dejar de hablarle a las plataformas.
- Entender que los sistemas sirven siempre y cuando estén pensados para interactuar con el mundo real.
- Cuidar con celo la materia con la que se trabaja (el lenguaje, la noticia, el contenido).
- Aceptar con humildad el debate ético permanente que supone comunicar.
- Reconocer errores y corregir rápidamente.
- Documentarse antes de actuar.
Son solo algunas de las reglas que hacen vibrar a jóvenes profesionales que las descubren en el mundo UX, pero que el periodismo supo lucir y exigir como pautas básicas, en otros tiempos.
También parece necesario volver a organizarse y recomponer cierto orden. Recuperar aquella lógica que suponía que existen áreas dentro de los medios que tienen que trabajar con sus propias reglas para, recién después, en otra instancia, ser coordinadas y gestionadas en conjunto. La distribución, el marketing y los intereses comerciales no son para nada ajenos al periodismo, pero no parece saludable que sus necesidades sean atendidas en el mismo momento, por las mismas personas y con la misma intensidad, como hoy pasa en muchas redacciones.
El foco en la distribución de los contenidos a cualquier costo, la pulsión por las primicias sin chequear, la exposición personal como único objetivo y el hablarles a las plataformas en lugar de a las personas demostraron ser una pésima idea a largo plazo, aunque los picos de tráfico inmediatos ayuden a calmar la ansiedad.
No sé trata de negar la tecnología ni las nuevas realidades -sería absurdo- sino de articularlas con criterio. Insistir con lo que nos hace humanos en un mundo virtual. Volver hacia atrás, solo para tomar envión.
Leonardo Blanco
Magíster en Periodismo y Diseñador de Imagen y Sonido. Trabaja en medios desde hace 20 años. Actualmente, es Editor General de contenidos digitales de Artear.
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