“Has recorrido un largo camino, premios Sadosky”, se puede decir, parafraseando aquella famosa publicidad de la marca de cigarrillos Virginia Slims, en referencia a los galardones que entrega desde 2005 la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos de la República Argentina (CESSI).
En rigor, ocho años no constituyen un “largo camino”, aunque dan materia prima para el análisis. Un plano que elijo para hacerlo es el de algunas presencias y lugares donde se entregaron estos premios, cuyo nombre homenajea a Manuel Sadosky (1914–2005) , científico argentino y promotor de las ciencias informáticas en el país.
Estuve presente en las ceremonia de entrega en estos ocho años (fui postulado en 2006 y en 2007, y ese último año gané dos premios). La revisión puedes hacerla en estas colecciones de fotos.
En 2005, la primera edición fue en el lujoso salón Roof Garden del hotel Alvear, en el barrio porteño de Recoleta. El lugar estuvo repleto de personas y quedó chico. En un ambiente muy formal, con mesas y asientos numerados, estuvo entre otros el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. El premio al medio de comunicación especializado fue para la revista Information Technology y lo recibió el colega y amigo Bruno Massare. Y el premio a la mejor nota periodística especializada fue para la colega y amiga Andrea Catalano.
En 2006, el premio se mudó al hotel Hilton, y al año siguiente el mismo lugar fue el escenario del acto donde estuvo la entonces presidenta electa Cristina Fernández de Kirchner. Por supuesto, estaba junto a la entonces senadora nacional el ministro Tomada y un nuevo actor, Lino Barañao, futuro (en ese momento) ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
En 2008 la ceremonia se trasladó por un par de años al hotel Sheraton. En el año 2009, la presidenta Fernández de Kirchner le entregó a Catalano (sí, Andrea), el premio por investigación periodística. Fue la última vez que hubo una cena teñida de un formalismo ajeno a la tradicional informalidad del sector informático.
En 2010 el acto se realizó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y en 2011 se realizó en el Auditorio Buenos Aires con un formato más descontracturado, sin mesas y asientos numerados. Y en 2012, ayer nomás, el 1 de noviembre, en el Espacio Joven del Parque del Bicentenario, en el marco de la feria Tecnópolis. Por supuesto, estuvieron Tomada y Barañao (en la foto inferior, flanquean al ganador del premio Sadosky de Oro) y en prensa fue reconocido, merecidamente, Information Technology. Massare, flamante padre, no estuvo y el premio lo recibió la colega Mariana Pernas.
Premios Sadosky 2012.
El premio mayor es el Sadosky de Oro. En las primeras ediciones se reconoció a un investigador como Gabriel Baum y empresarios como Carlos Pallotti, entre otros. Pero en 2008 hubo un viraje hacia instituciones como las Escuelas ORT y proyectos, como el de reconocimiento de patrones aplicado a la detección de patologías del sueño, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral y la empresa CardioCom.
El propósito de estos reconocimientos es destacar a personas, equipos de trabajo y organizaciones que, con su labor y desempeño, contribuyan al crecimiento de la industria local de tecnologías de la información (TI) en cualquiera de sus dimensiones. Es una iniciativa de carácter sociocultural y sin fines de lucro cuyo propósito es dar a conocer los mejores valores de la Industria a la opinión pública.
Pero cómo bien señaló Pallotti anoche, luego de la octava edición de estos premios, los Sadosky “ganaron su espacio en el sector (tecnológico). Ahora tiene que ganarlo en la sociedad en general”. Un desafío que interpela no sólo a los empresarios sino también a los académicos, los funcionarios relacionados a esta industria y la prensa especializada.
