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A las 17.40 del 1 de diciembre de 2014 entré al café Balcarce de la ciudad chubutense de Puerto Madryn junto a Luis María Di Filippo, uno de mis 50 invitados para celebrar mis 50 años, una idea sobre la cual puedes leer más en esta nota.

De todos mis invitados, Luis es el más especial de todos, por esta razón este relato es más extenso que los otros referidos a esta celebración personal.

Nos conocimos en 1977, en el colegio secundaria en la Escuela Normal Número 2 Mariano Acosta, aunque sólo coincidimos un año, en 1980, en el mismo curso.

Luis nació con unos muñones en vez de manos hace 51 años en Buenos Aires, por culpa de la talidomida que tomó su mamá, Ofelia, durante el embarazo.

Pese a ello, y gracias a la misericordia de Dios y del esfuerzo de sus padres, en especial de su mamá, Luis es un inmenso ejemplo de superación personal, sobre el cual puedes leer más en esta nota.

Cristina, mi esposa, y yo fuimos los testigos que Marcela y él eligieron para su casamiento civil en 1988.

Padre de siete hijos junto a Marcela, una mujer llena de virtudes, Luis sufrió en mayo de 2014 un grave problema cerebro vascular, sobre el cual te conté en esta nota.

No esperé a que Luis viajara a Buenos Aires para celebrar mi cincuentenario.

Por eso, cuando amigos en común me informaron en septiembre desde Puerto Madryn que el 29 de noviembre le iban a celebrar una fiesta sorpresa por su cumpleaños, compré enseguida los pasajes en avión y me pedí unos días de vacaciones pendientes en el trabajo para reunirme con él.

Ese 29 de noviembre aparecí en medio de la fiesta y nos abrazamos muy emocionados, Luis conmovido por la sorpresa.

Al día siguiente compartimos un asado en la casa de nuestro común amigo Pablo González y su familia, y el 1 de diciembre almorcé en la casa de Luis junto a casi toda su familia.

Por causa de las secuelas de su ACV, Luis tiene un tono agudo de voz y necesita ayuda para movilizarse e ingerir algunos alimentos.

Eso no fue obstáculo para que, acompañados por Federico, uno de sus siete hijos, fuéramos al café Balcarce, en la costanera Brown de Puerto Madryn a orillas del golfo Nuevo.

Luis-María-Di-Filippo-2Allí disfrutamos de café y alfajores durante una hora y 20 minutos. Antes nos habíamos tomado esta foto en la costanera.

Luis-María-Di-Filippo-3Luis es una fuente inagotable de charla: recordamos recitales, campamentos, trabajos y muchos otros momentos que compartimos.

Gesticula con sus breves brazos de una manera mucho más expresiva que aquellos que tenemos manos, gestos que acompaña con sus ojos grandes y vivaces y una risa franca.

En 2008 fue designado por la Municipalidad de Puerto Madryn como director del área de esa comuna dedicada a las personas con capacidades especiales como él.

Como no fue corrupto y no designó a familiares o amigos, no lo vieron bien en la Municipalidad, por lo cual cuando ingresó a la planta permanente le rebajaron atribuciones.

A las 19.00 volvimos para la casa, donde prolongamos los recuerdos con un increíble archivo de entradas y folletos de recitales del rock argentino y de músicos extranjeros que visitaron Buenos Aires en las décadas del 80 y del 90.

A las 19.30 llegó a la casa el dueño de una carnicería del barrio para encargarle un folleto. Luis se sentó ante su PC y comenzó a armarlo en la pantalla.

Un rato antes habíamos visto en su TV un recital de homenaje a Quincy Jones donde había sonado «Estado de independencia» de Jon Anderson y Vangelis. La siguiente foto fue tomada en ese momento.

Luis-Di-Filippo-2Luis es un ejemplo de esa independencia que dispone Jesús para quienes lo siguen.

Pese a sus problemas físicos, y de sus tensiones y «acelere» (a los cuales culpa el ACV que tuvo), sigue firme en la fe e incluso quiere ir a los hospitales a compartir a personas enfermas y sus familias que «con Jesús se puede salir adelante».

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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