En la mayoría de los países latinoamericanos existen más teléfonos móviles que habitantes, lo cual muestra la fuerte penetración y democratización de estas comunicaciones en la región.
Según un estudio de eMarketer, realizado en diciembre de 2014, cuatro países de América latina –Brasil, México, Colombia y la Argentina– se ubican entre los 25 que poseen la mayor cantidad de «smartphones» en funcionamiento. En la Argentina, en 2014 había 10,8 millones de teléfonos.
Sin embargo, gran parte de sus dueños carecen de una cuenta corriente, una tarjeta de crédito o acceso a cualquier tipo de servicio financiero y el nivel de bancarización en la región está por debajo del 50 por ciento en la mayoría de los países.
Algunos estudios, realizados por bancos centrales y asociaciones bancarias indican que, en ciertos países, incluso en zonas urbanas y densas, las personas tienen que desplazarse más de tres horas para pagar una simple factura.
Transformar cada teléfono celular en una extensión de las oficinas bancarias o en una tarjeta de crédito puede ayudar a disminuir la distancia entre las instituciones financieras y los usuarios.
Ya sean remotas o presenciales, el aumento de las transacciones móviles es una tendencia que impactará en las instituciones financieras.
En la guerra por las “billeteras móviles”, los nuevos participantes, como Google Wallet, PayPal y Apple, poseen un gran poder de inversión e introducen innovaciones disruptivas en el mercado de pagos.
PayPal, por ejemplo, movió 46 mil millones de dólares en pagos móviles el último año, un aumento de 68 por ciento en comparación con 2013.
Los nuevos participantes, además de interesarse por las transacciones, desean obtener la información de compra de cada usuario y los datos de inteligencia de mercado que se pueden generar a partir de eso.
Por lo tanto, si existe algún impacto para las instituciones financieras, el principal sería el riesgo de quedar «fuera del partido».
Las instituciones financieras, para enfrentar esta competencia, necesitan estar preparadas.
Ante la gran diversidad de dispositivos es necesario crear una arquitectura única de servicios móviles con la posibilidad de atender pedidos y accesos a partir de cualquier plataforma.
También deberán crear un nuevo canal que pueda soportar el aumento del volumen de las transacciones.
La introducción de nuevos tipos de clientes y formas de pago también trae nuevas vulnerabilidades que se deben controlar.
Finalmente, deberán educar a los usuarios para que adopten las nuevas formas móviles de pago.
Los pagos móviles y la previsión de que cada teléfono celular pueda ser una extensión de las oficinas bancarias posibilitarán la inclusión de una cantidad mayor de personas en el sistema financiero.
Más que ganancias para las instituciones, esto significa un impacto positivo para la sociedad, con un aumento de calidad de vida e inclusión social.
Marcelo Senra
Director de Tecnología de Logicalis para el Cono Sur.
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