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En medio de la expectativa de las empresas de software, el Senado sancionó el 22 de mayo el proyecto de ley de promoción de la denominada «economía del conocimiento», que establece reducciones e incentivos fiscales para compañías informáticas y actividades como el comercio electrónico.

Aunque la propuesta cuenta con el respaldo de las cámaras del sector, que la consideran de importancia vital y estratégica para la continuidad y el fortalecimiento de sus negocios, desde compañías informáticas me expresaron por otras normas complementarias.

La iniciativa sancionada por el Congreso tiene como antecedente el Régimen de Promoción de la Industria del Software (Ley 25.922) y busca ampliar los beneficios de ese programa -que vence en diciembre- y prorrogarlos hasta el año 2030.

También amplía el rango de actividades alcanzadas por esa ley, que estaba relacionada a la de creación y desarrollo de software, a «servicios informáticos y digitales» como el «desarrollo de productos de software que se apliquen a actividades como ‘e- learning’, marketing interactivo, ‘e-commerce’, servicios de provisión de aplicaciones», entre otros.

El proyecto suma rubros, como producción audiovisual; biotecnología, biología, bioquímica, microbiología y afines; servicios geológicos; nanotecnología; y las industrias aeroespacial, satelital y nuclear.

Uno de las claves de la iniciativa es el otorgamiento de «estabilidad fiscal» para las empresas que se inscriban en un registro especial, las cuales «no podrán ver aumentada su carga tributaria total nacional» mientras dure el régimen, a la vez que prevé una baja en el impuesto a las ganancias.

Al respecto, define que esas empresas gozarán «por cada uno de sus trabajadores en relación de dependencia debidamente registrados de una detracción» equivalente a 17.509 pesos.

También fija un «bono de crédito fiscal transferible por única vez, equivalente a 1,6 veces el monto de las contribuciones patronales que corresponda pagar», el cual deberá ser aplicado «al pago de los importes a abonar» en carácter de anticipos o saldos de declaración jurada, en concepto de impuesto a las ganancias e IVA.

Cuando los trabajadores en relación de dependencia tengan título de doctor, ese bono de crédito fiscal será equivalente a «dos veces el monto de las contribuciones patronales correspondientes, por el término de 24 meses desde su contratación».

Las empresas quedarán alcanzadas por el impuesto a las ganancias en la alícuota reducida del 15% en la medida en que mantengan su nómina de personal y no serán sujetos pasibles de retenciones ni percepciones del IVA.

Ángel Pérez Puletti, director general ejecutivo de Baufest, una compañía argentina de software, innovación y tecnología que cerró el año de negocios 2018 con una facturación global de 20,7 millones de dólares, me recordó que «en 2004, cuando se promulgó la primera versión de la ley de software las empresas empleaban a 15.000 personas. Hoy sólo el sector de software emplea a 100.000 personas en forma directa, con empleo formal, de calidad y con un salario mayor al promedio».

Andrés Vior, director general ejecutivo de intive-FDV, una empresa global de desarrollo de software a medida que creció en facturación en 2018 un 55% respecto de 2017, incorporó a su staff 100 nuevos profesionales y proyecta un crecimiento del 40% para este año, me resaltó que la sanción del proyecto «permitirá a la industria seguir creciendo a un ritmo acelerado, lo que redunda en dos cosas importantes: trabajo y exportaciones».

Juan Navarro, socio fundador de Hexacta, una empresa de software con oficinas en Seattle (Estados Unidos), centros de desarrollo en Salta y Córdoba y en Venezuela y Bogotá (Colombia) y que emplea a un total de unas 600 personas, me advirtió que «la economía del conocimiento crece a tasas altísimas en el mundo y la oportunidad es enorme. Todos los países son conscientes de este hecho y hacen sus esfuerzos por posicionarse y desarrollar sus empresas y talentos».

Además de esta ley, ¿son necesarias otras normas para impulsar el desarrollo de la economía del conocimiento?

Mis tres entrevistados plantearon sus pedidos al respecto, que puedes leer en la nota que publiqué en iProfesional aquí.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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