Todo ha cambiado con la Covid-19. Para los directivos de las organizaciones estatales y de las empresas, las conversaciones diarias sobre las operaciones y los beneficios ahora incluyen la supervivencia de la actividad y del negocio, la seguridad y la resiliencia.
Más aún, el trabajo remoto desde los hogares abrió nuevos vectores de ataque y desafíos para la fuerza laboral, incluyendo las amenazas internas.
Cuando faltaban pocos días para llegar a los siete meses del inicio del confinamiento social en la Argentina para ralentizar la propagación de la pandemia, entrevisté a Federico Tandeter, líder de ciberseguridad de la empresa Accenture Argentina, sobre cómo cambió la seguridad informática en las empresas a raíz del coronavirus.
«La pandemia generó disrupciones muy importantes en el día a día de todas las empresas de la Argentina. Algunas estaban mejor preparadas que otras para responder ante una eventualidad que requiriese de pasar a sus empleados a trabajar de forma de remota sin comprometer la seguridad», dijo Tandeter.
«Las empresas que contaban ya con la posibilidad de trabajo remoto, algunas con modalidades laborales de ‘home office’, tenían al menos habilitado el camino técnico y las políticas a través de los cuales escalar y llegar a la solución requerida rápidamente», reparó.
Riesgos del trabajo remoto
«No quiere decir que no tuvieron desafíos a resolver, especialmente cuando roles críticos de la organización deben acceder de forma remota a sistemas críticos que por políticas internas sólo se permitía acceder desde las oficinas corporativas», advirtió.
«El concepto de gestionar accesos con factores múltiples de autenticación (MFA, sigla en inglés) pasó al frente para permitir accesos críticos bajo un nuevo esquema de seguridad aceptado bajo» la nueva normalidad, señaló.
Por otro lado, hay compañías «con culturas muy apoyadas en trabajo presencial en sus oficinas que tuvieron que cambiar la forma de operar: no sólo tuvieron que analizar técnicamente como resolver la situación, sino que obligó a una revisión de políticas que acompañen manteniendo una postura de riesgo aceptable», describió.
«Hay otro aspecto de las empresas que tiene que ver con su modelo de negocio y presencia online. Las empresas que contaban con buena presencia y modelo online vieron un crecimiento muy importante en ese canal», destacó.
En cambio, «los que no contaban con buena presencia online tuvieron que revisar su postura al respecto y en la mayoría de los casos adaptar su modelo de negocio para no perder clientela. Estos cambios traen asociados riesgos de seguridad que en algunos casos no se tenían contemplados», dijo Tandeter.
«Las pymes y organizaciones más pequeñas tuvieron que afrontar muchos de los mismos desafíos, pero a otra escala. Una pyme en general cuenta con menor rigidez en sus políticas permitiendo afectar sus modelos operativos más rápidamente que es bueno para su subsistencia pero muchas veces implica un apuro que deja de lado cuestiones básicas de seguridad que deberían considerarse», remarcó.
Puedes leer la entrevista que publiqué en iProfesional aquí.