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El siguiente texto de Ariel Scher responde a la encuesta ¿Quo vadis periodismo? Más información acerca de la encuesta aquí.

Es imposible pensar qué ocurre con el periodismo de esta época sin pensar qué ocurre con el capitalismo en esta época. Un trazo central del capitalismo de esta época es la mutación de la categoría Tiempo. Mucho de la historia de la filosofía y mucho de la historia de la praxis periodística deviene de cómo es concebido el Tiempo como categoría. Y el Tiempo de este tiempo despliega una mutación drástica, alterando la velocidad de todo, del ser, de lo que es y lo que no, de los lazos interpersonales, de los vínculos con lo real y con lo que nos es ofrecido como lo real, de la expansión de los datos, del peso de las imágenes, de mil cuestiones más. Las alteraciones en la categoría Tiempo devienen, centralmente, de que, en esta fase del capitalismo, las mercancías circulan con una rapidez inusitada para modelar una sociedad que es estimulada a consumir (pueda o no pueda) con una voracidad también inusitada a esas mercancías y, entre esas mercancías, a aquello a lo que históricamente llamamos noticias o periodismo. Encima, como sacudón más próximo, las señales inaugurales de lo que llamamos Inteligencia Artificial, apuntan a la edificación de una sociedad de ese tipo pero necesitada de mucha menos gente y con la perspectiva de afianzar mecanismos de control social especialmente potentes.

¿Acaba con el periodismo, en consecuencia, el diseño de una era en la que las noticias van y vienen (inclusive, sin necesidad de ser noticias) más que nunca como mercaderías y en el contexto de una industria de la comunicación que ubica a cada noticia como una fugacidad que se compra y que se vende? ¿Acaba con el periodismo que, para esa industria, esas fugacidades sólo son noticia si cumplen su papel de mercadería exitosa en los ciclos de espectacularización y de entretenimiento que definen el sentido de esa industria que, a la vez, posee un poder mayor al de cualquier otra era? ¿Acaba con el periodismo que en el horizonte asomen dispositivos que prescindan de las personas para hacer periodismo?

Probablemente, eso agote las formas que se corresponden con otros modos de producción que fueron protagónicos en el capitalismo, pero no extinga al periodismo. Para que no se extinga es imprescindible volver a discutir de qué hablamos cuando hablamos de periodismo. Como tantas veces y -aunque suene extraño- a la vez muy distinto que en esas tantas veces, el gran debate no desdeña las nuevas formas y las nuevas tecnologías (claramente decisivas, pero soportes, al cabo) que dominan el panorama de lo que seguimos denominando periodismo. El gran debate reside en cómo, por qué y para qué hacemos periodismo en esta escena universal en la que hasta se transformó la categoría Tiempo. El gran debate -periodístico y más también- es ideológico y es político.

El periodismo, una actividad que entre sus prácticas esenciales incluye el acto de preguntar, surca una época signada fuertemente por el desafío de preguntarse. Pero preguntarse no como una parálisis, sino al revés: lo más periodístico que podemos hacer ahora es preguntarnos de qué hablamos cuando hablamos de periodismo, qué de lo que llamamos clásicamente periodismo persiste o merece persistir, qué tienen y qué no tienen de periodístico los caminos que se nos presentan como nuevos para hacer periodismo. Y algo aún más determinante: en una edad humana en la que la categoría Tiempo, ese eje alrededor del cual transcurre mucho de la historia de la filosofía y mucho de la praxis periodística, despliega una mutación drástica, alterando la velocidad de todo -del ser, de lo que es y lo que no, de los lazos interpersonales, de los vínculos con lo real y con lo que nos es ofrecido como lo real, de mil cuestiones más-, ¿qué contamos, por qué lo contamos, para qué contamos y cómo lo contamos cuando hacemos o pretendemos hacer periodismo? Las alteraciones en la categoría Tiempo devienen, centralmente, de que, en esta fase del capitalismo, las mercancías circulan con una rapidez inusitada para modelar una sociedad que es estimulada a consumir con una voracidad también inusitada a esas mercancías y, entre esas mercancías, aquello a lo que históricamente llamamos noticias o periodismo.

Ariel Scher

Ariel Scher

Ariel Scher

Periodista desde 1982. Premio Konex 2007 en Comunicación – Periodismo, con Diploma al Mérito en Prensa Deportiva Escrita.

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César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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