El siguiente texto de Alba Piotto responde a la encuesta ¿Quo vadis periodismo? Más información acerca de la encuesta aquí.
Debo advertir que no soy optimista. Lo que está en juego es la verdad, a la que ya casi muy poco nos seguimos aferrando. O tan siquiera, a lo veraz. No digo nada nuevo ni nada que no se sepa. Y no puedo no unirlo al hecho político. Hemos visto, escuchado y leído cómo se da sentido, a cierta verdad -no importa si lo es o no-, revestida de emoción (indignación, casi siempre), narrada por testigos (no sabemos si lo son) que parecen veraces, parecen creíbles, parecen conocedores de lo que cuentan, parecen verdaderos. Entonces, ¿por qué esto que es mecanismo del periodismo artesanal, no se puede hacer con inteligencia artificial, por ejemplo, sin tanto despliegue, solo con hacer productos veraces?
En esa puesta en escena, los periodistas generalmente ya no hacen preguntas -mucho menos repreguntas- para buscar la verdad, sino que todo apunta a reafirmar el relato. Los medios forman sentido y de manera perversa abonan a esa idea de la antipolítica y socavan los pilares de las instituciones democráticas que todos, todas y todes, deberíamos recomponer, sostener y mejorar, en tal caso.
Por supuesto que toda generalización es injusta. El periodismo de calidad es la excepción (y celebro esas excepciones), que se transforman en mi consumo. En tanto, lo chato y berreta es lo habitual. Nos inundan notas y títulos salidos de una fábrica de productos en serie. En algunos casos, hasta con un notable desprecio por la información y a la regla básica de chequear. Una calamidad; en algún aspecto más catastrófico.
Todo lo anterior no queda exento de lo económico. Y no sé -en realidad, no creo- que a las empresas -los dueños de los medios de producción- les interesa el periodismo, los periodistas y el producto que ofrecen. Sospecho que muy poco.
Sin embargo, la calidad de algunos periodistas que utilizan los espacios a los que cada vez menos pueden acceder, o las múltiples herramientas tecnológicas a disposición, para ejercer un periodismo honesto, me reconcilia con el oficio y con la idea de que lo noble y bueno de esta profesión, sigue latiendo.
No sé dónde va el periodismo. Pero los periodistas deberíamos ir siempre hacia lo veraz. “¿Qué es la verdad?”, le preguntó Pilatos a Jesús de Nazareth, en un momento sumamente tenso porque debía decidir si lo mandaba a matar o no, en medio de una revuelta de las “masas”. Después, dicen, se lavó las manos. Puede ser como designio de lo que vendría -para los creyentes- o simplemente, se sacó el asunto de encima, sin importar que la vida de ese hombre estuviera en juego. Y lo entregó a lo que clamaba la gente. Este plano secuencia es lo que me viene a la mente al repensar todo esto.
Alba Piotto
Editora en agencia Go Noticias.
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