El Ministerio de Salud de la Nación impuso nuevos requisitos para quienes se inscriban en el Registro del Programa Cannabis (Reprocann), que permite el cultivo de la planta para uso propio, para terceros o por medio de organizaciones sin fines de lucro, siempre con fines medicinales y autorizados por un médico.
Mediante la Resolución 3132/2024, el Ministerio de Salud estableció nuevos requisitos para quienes se inscriban en el registro, que permite el cultivo de la planta con fines terapéuticos para uso propio, para terceros o por medio de organizaciones sin fines de lucro.
La medida limita la producción solidaria hasta para dos personas, requiere que los directivos de las organizaciones no gubernamentales (ONG) productoras no puedan tener antecedentes penales y que el profesional médico que autoriza el tratamiento tenga una diplomatura o maestría en el uso de cannabis.
En el programa hay alrededor de 100.000 personas que todavía esperan ser autorizadas para cultivar de manera legal.
Desde la cartera de Salud, en conferencia de prensa, anunciaron que «el programa estaba desvirtuado y que ocho de cada diez prescripciones fueron por trastornos de ansiedad, insomnio y dolores», además de que mencionaron el caso de un médico que habría hecho 13.000 prescripciones.
Los rumores previos eran que desde el Gobierno nacional se limitaría el uso de cannabis solo a nueve enfermedades, las que están autorizadas en algunos estados de los Estados Unidos, pero eso finalmente no ocurrió.
Otros estados de ese país, además de países como Uruguay, Canadá y Alemania, tienen autorizado el uso de cannabis tanto con fines terapéuticos como recreativos. Estos rumores provenían de un borrador que el Gobierno había presentado al Consejo Consultivo del Registro del Programa Cannabis.
Lucía Romero, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y doctora en ciencias sociales y especializada en el uso medicinal de cannabis, dijo a la agencia TSS: «Varios cambios que se introdujeron con esta resolución complican el escenario y restringen la cantidad de gente que puede acceder al cannabis».
«Algunas cosas, como pedirles a los médicos que tengan una formación específica en cannabis, podrían ser estimulantes para ellos, podría ser algo positivo, pero todo tiene que ver con la sospecha que tiene el Gobierno sobre el registro y uso de cannabis. El registro en el Reprocann no es pago pero se necesita que un médico acompañe el proceso y eso se suele pagar», agregó.
En la Argentina, varias universidades e instituciones tienen programas de formación sobre producción y uso de cannabis, con diferentes modalidades de cursada y aranceles.
¿Freno a la industria del cannabis?
Desde el Gobierno se repite como un mantra la concepción de libertad y de que los actores privados deben desarrollar una actividad económica lucrativa.
La industria del cáñamo y de la marihuana tiene un gran impulso en otros países pero el Gobierno nacional no parece interesado en generar las condiciones para que avance.
Romero dijo a TSS: «No tengo llegada a gente del Gobierno pero he hablado con gente que sí y dicen que no hay intención real de impulsar la producción privada de cannabis».
La Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y el Cannabis Medicinal (Arricame) fue creada por la Ley 27699 pero no está conformada actualmente.
Según Romero, «el Gobierno anterior dejó todo armado y designó personas a cargo pero todas fueron renunciando en la medida en que esto no se activó desde el cambio de gobierno, en los ocho meses que ya han pasado».
«La Arricame ha entregado algunas licencias antes de que renunciaran todos, pero fueron solo por 12 meses por lo que está todo muy en el aire. Creo que el gobierno no tiene interés en esto, solo se ocupa de minería y petróleo», advirtió.
«Los parches regulatorios que se van metiendo hacen que sea todo muy complejo y así no va a avanzar en nada. Tenemos un marco normativo contradictorio y hay miedos o fallas administrativas que hacen que se metan más parches. Es importante que haya una señal desde los Estados Unidos. Cuando a nivel federal allá no sea más un problema el autocultivo habrá otros países que también lo van a considerar. Es urgente que haya una regulación integral del uso de la planta», dijo Romero.
Legalización del uso recreativo
En la última década se triplicó la cantidad de personas que consumieron cannabis por lo menos una vez en el último año, llegando a representar el 13,8% de los encuestados por la Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado.
Según el relevamiento, el 8,1% de quienes fueron encuestados hacen un uso cotidiano de la sustancia y, en la franja etaria de 25 a 34 años, cuatro de cada diez personas fuman marihuana en forma cotidiana.
«Lo correcto sería regular también los usos no terapéuticos del cannabis. En una definición de salud amplia también se podría considerar que se consume la planta porque hace bien. No es malo hacer un club de cultivo pero no entra en esta regulación de uso medicinal, habría que hacerlo por otro lado. Eso le restaría terreno al narcotráfico, además. Es importante que estas cosas no queden en negro pero después el Estado debe tener la capacidad para controlar los cultivos registrados”, dijo Romero.
Matías Alonso
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