Blackbird, la famosa pieza acústica de Paul McCartney que aparece en El álbum blanco de The Beatles, fue una de las últimas canciones que tocó María, mi primera hija, en nuestra casa, dos días antes de su muerte el 11 de octubre de 2008, a los 17 años.
María (en la fotografía superior) tenía varias inquietudes artísticas y una de ellas era la música. Había aprendido a tocar la guitarra con un profesor en la ciudad de Olivos, en el norte del Gran Buenos Aires, cerca de nuestra casa.
Aunque escuchaba música que descargaba en su computadora a través de la plataforma Ares, había descubierto a Blackbird en El álbum blanco que está en mi colección de discos compactos, y aprendido a interpretarla. María dominaba el inglés que había aprendido desde pequeña.
Bajo el estilo guitarrístico del «fingerpicking», sir Paul traza en Blackbird una obra de arte de brevedad y belleza en sí misma.
Escrita sólo unas semanas después del asesinato del premio Nobel de la paz, el pastor bautista estadounidense Martin Luther King, «black» evoca a la población negra, y «bird», a una chica. La letra es la siguiente:
Blackbird singing in the dead of night
Take these broken wings and learn to fly
All your life, you were only waiting for this moment to ariseBlackbird singing in the dead of night
Take these sunken eyes and learn to see
All your life, you were only waiting for this moment to be freeBlackbird fly
Blackbird fly
Into the light of a dark, black nightBlackbird fly
Blackbird fly
Into the light of a dark, black nightBlackbird singing in the dead of night
Take these broken wings and learn to fly
All your life, you were only waiting for this moment to arise
You were only waiting for this moment to arise
You were only waiting for this moment to arise
Uno de los momentos más emotivos del primero de los dos conciertos que McCartney ofreció en su última visita a Buenos Aires, en el estadio Monumental de mi querido River Plate, fue Blackbird.
Ese 5 de octubre de 2024, me había propuesto grabar con el teléfono móvil muy pocas canciones, porque quería gozar al 100% de un concierto muy especial para mí, por motivos que te compartiré en otra nota en este sitio, y no estar pendiente de la calidad de un registro.
Una de esas canciones que grabé fue Blackbird, que registré en silencio mientras el genio nacido en Liverpool cantaba, solo con su guitarra, y se elevaba en una plataforma sobre el escenario, debajo de la cual apareció una animación de una luna llena.
Las tribunas del Monumental se iluminaron con los flashes encendidos de los celulares, a modo de candelas, en comunión con sir Paul.
Giré el iPhone 14 Plus al cielo un par de veces hacia el cielo, el mismo que fotografío en muchos atardeceres, en recuerdo de María, con la esperanza de un reencuentro, luego de su partida hace hoy a 16 años, cuando Dios lo disponga.
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No puedo menos que emocionarme ante tan sentido recuerdo. Fuiste un ejemplo para mí en ese momento, donde me enseñaste que es posible soportar lo insoportable cuando uno está tomado de la mano de Dios. Gran abrazo, César querido.
¡Muchas gracias, querido Pablo, uno de los ángeles que me puso Dios en medio de lo más profundo del valle de sombras! Abrazo grande para vos.