En el marco del Día Universal del Niño, que se celebró el 20 de noviembre, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) instó a las familias americanas a adoptar prácticas y hábitos saludables en las casas, para que los niños puedan alcanzar un crecimiento físico y un desarrollo psicológico óptimos.
«Existen una serie de factores que apoyan el desarrollo saludable de la infancia, empezando por el afecto y los lazos saludables, la protección, el acceso a servicios de salud de calidad, la existencia de espacios para jugar, la nutrición adecuada y la inclusión social», señaló Gina Tambini, directora del Departamento de Familia, Género y Curso de Vida de la OPS/OMS.
Los cuidados que prodigan los padres y cuidadores cumplen un rol fundamental a la hora de fomentar todas las potencialidades de los niños.
Desde amamantar y tener al día las vacunas hasta estimular prácticas y normas adoptadas por todo el grupo familiar, como el lavado de manos, la higiene personal o el dormir bajo mosquiteros tratados con insecticida para prevenir la transmisión de la malaria, entre otras cosas, contribuyen a aumentar la supervivencia infantil.
Entre 1990 y 2011, las muertes neonatales en América latina y el Caribe se redujeron un 55% y en un 65% entre los niños menores de 5 años.
El 57% de las muertes de menores de un año se producen antes de los 28 días, principalmente en la primera semana de vida; mientras que estas defunciones representan el 44% entre las ocurridas antes de los 5 años, según datos de la OPS/OMS.
Sin embargo, existen inequidades entre los países de la región. Mientras en Haití y Bolivia fallecen 87 y 51 niños menores de 5 años por cada 1.000 nacidos vivos respectivamente, en Chile mueren 8 y en Cuba, 6.
La mayoría de las muertes infantiles antes del primer mes de vida se pueden prevenir con un adecuado acceso a cuidados de calidad, a través de intervenciones específicas basadas en evidencia.
Prestar atención de calidad a los niños enfermos y mejorar el acceso a la atención y a la prevención son algunos de los desafíos en América.
Para aumentar la cobertura es necesario un nuevo enfoque multisectorial centrado en el acceso equitativo a los servicios de salud, con eje en el primer nivel de atención, el género y la diversidad cultural.
“Debemos acercar la salud a las familias excluidas, como las poblaciones indígenas, las afrodescendientes, los desplazados y aquellas que habitan en zonas remotas o de difícil acceso”, manifestó Tambini. “Los niños y niñas son sujetos de derechos actuales y debemos abogar por ellos”, subrayó.
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