A las 15.20 del 19 de marzo de 2015 entró al bar “Los 36 Billares” Griselda Cordes, una de mis 50 invitados para celebrar mis 50 años, una idea sobre la cual puedes leer más en esta nota.
Cordobesa nacida en la ciudad de Córdoba sin la tonada propia de los cordobeses, radicada en Buenos Aires luego de terminar la escuela secundaria, Griselda es una mujer especial, no sólo porque fue la única de todos mis invitados que me pidió que no mencionara su edad en estas notas sobre estas celebraciones.
Griselda es dueña de una sonrisa tranquila y perenne, y una mirada serena y cariñosa que siempre me infunde paz.
Esa tranquilidad no se perturba ante la atención más desorganizada de mis celebraciones: tres mozos diferentes se encargaron de tomarnos y confundir nuestros pedidos de un licuado multifrutal para ella y otro de frutilla para mí, y luego dos cafés cortados (yo precedí todo con una gaseosa).
Pionera en las relaciones públicas en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación en la Argentina, maestra de agentes de prensa y relacionistas públicos, Griselda me compartió durante un par de horas muchas cosas de su vida que no conocía, además de su edad que no difundiré…
Como siempre sucede cuando me reúno con ella, su compañía significa un remanso para mi vida.