En la soledad de este día vacío,
sin compañía aparente y rodeado de fantasmas,
abrazado de miedos
y circundado de olvidos,
quiero poner mi vida lastimada
en tus manos de Dios bueno.Con paso inseguro y con voz temblorosa,
los ojos nublados y las manos húmedas,
busco sostener mi fragilidad,
dónde anclar mi espíritu quebrado,
dónde reposar mi mente inquieta
y mi cuerpo cansado de golpes.
En el fondo del cristal
soñé encontrar la calma,
sorbo a sorbo me fui bebiendo el tiempo
y entre los dedos se me escurrió la vida.
En mi vanidad omnipotente
me construí un mundo de ilusiones;
creí, ciertamente creí, que éste era el camino
hacia alguna suerte de felicidad.
Hoy, en la profundidad del alma,
no me queda nada;
tampoco quedan amigos para saludar
ni familia con la que compartir
ni lágrimas que llorar…
Sólo esta sensación hueca que me sacude,
que me despierta,
que me provoca
y que me empuja
a buscarte,
a creerte,
a amarte,
a soñarte
y a beberte
no en el fondo del cristal
sino aquí,
en el fondo de mi mismo.
Gerardo Oberman
Inspirada en un encuentro con Cristian.
Fuente: Red Crearte, bajo Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.5 Argentina License.