Cuando todo estaba oscuro y parecía que el sol nunca más iba a brillar, tu amor se abrió paso.
Tu amor era tan grande, tan ancho, tan profundo, que la muerte no lo pudo retener.
Los destellos de tu amor danzan y se mueven en todas direcciones con la luz de la Resurrección.
Dios de Gracia, te alabamos por la luz de la nueva vida hecha posible a través de Jesucristo.
Te alabamos por la luz de la nueva vida que brilló en los primeros testigos de la resurrección.
Te alabamos por la luz de la nueva vida que continúa brillando en nuestros corazones.
Oramos para que la luz de la Pascua de la vida, esperanza y alegría, viva en nosotros cada día, y seamos portadores de esa luz en la vida de otros. Amén.
Rev. Michaela Youngson
Traducción: Pastor Carlos Amarillo.
Fuente: Red de Liturgia del Consejo Latinoamericano de Iglesias.