Hoy que los abrazos se nos niegan
y que las distancias nos protegen,
comuniquemos cercanía desde los ojos,
bendigamos con la calidez de una mirada,
prodiguemos luz desde nuestras pupilas,
regalemos guiños de empatía,
que son toques de gracia
que animan y que renuevan el alma
en días de tanta pobreza afectiva
y de tantas soledades.
Que el brillo profundo del amor solidario
nos llegue como una caricia
cuando las miradas se cruzan
al partir y al compartir el pan
entre quienes nos necesitamos
porque somos parte
de la misma familia humana.
Que tus ojos no me ignoren
y que los míos no te nieguen,
porque si nos miramos y nos vemos,
nos reconoceremos
en la lágrima que no se esconde
o en la picara comisura de una sonrisa,
en todo aquello que nos hace personas.
Que al mirarnos y vernos,
en ese fugaz cruce de nuestros ojos,
se forje el pacto que nos hermana,
que nos hace cómplices
en la aventura del vivir,
que nos provee el aire
que todas y todos necesitamos
para poder vivir
en libertad y en plenitud.
Gerardo Carlos C. Oberman
Fuente: Perfil del autor en Facebook.