«Existe una materialidad oculta y silenciada en las tecnologías y en la información, que forma parte del mismo entramado que explota a los trabajadores que se enferman en su producción. No vemos litio, silicio o níquel cuando compramos un teléfono, pero ahí están. Y ahí está también toda la cadena de producción», afirmó la artista argentina Florencia Levy.
Elegida por la Fundación Konex cómo una de las cinco personalidades de la década en arte y tecnología, Levy analizó en una entrevista que le realicé la relación entre el arte y las tecnologías de la información y la comunicación.
La Fundación Konex eligió a las 100 personalidades más destacadas de la última década de las artes visuales argentinas (2012-2021). La nómina está conformada por la designación de quintetos en 20 disciplinas.
Este año los premios Konex celebran su 43°edición y es la quinta ocasión en que la actividad de artes visuales es considerada. El jurado estuvo compuesto por Luis Felipe Noé (presidente), Matilde Marín (secretaria general), Ana María Battistozzi, Florencia Battiti, Sergio Baur, Diego Bianchi (Bianki), Diana Cabeza, Laura Casanovas, María Teresa Constantin, Marina De Caro, Hernán Dompé, Guillermo Fantoni, Andrea Giunta, Berto González Montaner, Miguel Harte, Juan Lo Bianco y Elena Oliveras.
Los diplomas al mérito de los Premios Konex serán entregados el 13 de septiembre. Por la disciplina arte y tecnología, recibirán esos diplomas Gabriela Golder, Narcisa Hirsch, Tomás Saraceno, Mariela Yeregui y Florencia Levy.
La práctica de Levy se impulsa a partir de investigaciones que exploran formas diferentes de subjetividades en relación con la historia, la arquitectura y el entorno habitable de humanos y no humanos.
Su trabajo está apoyado por entrevistas y trabajo de campo, centrándose en la resonancia política de lugares y objetos relacionados con el conflicto y el afecto. Obtuvo becas internacionales para realizar residencias artísticas en Holanda, Japón, Estados Unidos, Taiwán, Cuba, Corea del Sur, Malasia, Polonia, Israel, China y Suiza.
En 2020 y 2015 ganó la beca Pollock-KrasnerFoundation, New York. Recibió premios y distinciones y su trabajo fue exhibido en instituciones nacionales e internacionales.
Desde 2021 codirige la diplomatura en arte contemporáneo de la Escuela de Arte y Patrimonio de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).
«Cuando estaba estudiando empecé a trabajar en proyectos que ponían el foco en la ciudad, más específicamente en la complejidad de las capas de información y superposición de subjetividades; y a partir de distintas problemáticas que me interesaban, inventaba recorridos que determinaban un diagrama y una plataforma para investigar algo específico», recordó.
«En ese momento, 2004, me había podido comprar mi primera cámara digital ¡de 2,3 Megapíxeles! y la herramienta del video fue lo que me dio cierta inmediatez y velocidad para registrar esos recorridos y conversaciones, y sobre todo, estaba en sintonía con una suerte de estado de alerta constante. Entendí al video en ese momento como un medio que hacía sensible la materialidad de una acción», detalló.
En cuanto a la responsabilidad que tienen las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la destrucción del planeta, advirtió: «Creo que la responsabilidad la tenemos lxs humanxs que las concebimos, fabricamos, consumimos y descartamos como una especie de futurología orientada a la extinción».
«Antes de convertirse en basura altamente contaminante, una computadora, el cableado de red, o los componentes de los teléfonos celulares, fueron una relación de poder que empieza por la extracción de recursos naturales», señaló.
Puedes leer la entrevista que publiqué en iProfesional aquí.
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