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(a la luz de Mateo 18:28)

Ahogan los abusos, las violencias,
la falta de empatía y de compasión.
Ahogan la insensibilidad y el desprecio,
el ensañamiento y toda maldita ambición.

Sofocan los aires de superioridad
que impiden a otras personas respirar su libertad.
Sofocan los engaños, las fake, las mentiras,
las persecuciones y las condenas injustas.

Quitan el aire los odios que marginan,
los prejuicios que discriminan y lastiman,
los miedos a todo lo que suene a diversidad,
las proclamas libertarias anti-derechos.

No dejan respirar quienes se apoderan de la tierra,
quienes siembran transgénicas esperanzas
y fumigan los sueños de mundos limpios
y las utopías de mañanas de alimentos suficientes.

Amenazan la existencia las políticas pobres
que no incluyen ni abrazan necesidades.
Amenazan la vida los mercenarios del mercado,
los que se lavan las manos ante la injusticia y la inequidad.

En el proyecto de Jesús hay aire suficiente
para que todas las personas podamos respirar,
liberadas de verdad de las deudas que oprimen
y que son un muro hacia la plenitud de la vida.

En el proyecto del Jesús nadie sofoca a nadie,
nadie oprime contra el suelo a quien es más débil,
nadie abusa impunemente de la gente indefensa
y nadie le roba a nadie la ilusión de días mejores.

En el proyecto de Jesús cabemos todas, todos, todes,
porque Dios nos abraza desde la ternura y el amor,
porque nos regala su maternal misericordia
y nos besa desde su infinita y sublime gracia.

En el proyecto de Jesús, respiramos.

Gerardo Carlos C. Oberman

Fuente: perfil del autor en Facebook.

La fotografía superior fue tomada por Lorie Shaull en la marcha «Justicia para todos» en la ciudad estadounidense de Washington, el 13 de diciembre de 2014, luego de un tiroteo policial contra un adolescente negro desarmado en Ferguson, Missouri.


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