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La inteligencia artificial (IA) permea todas las actividades, entre ellas el psicoanálisis. Un libro, «Una ¿Mente? Artificial», de Violaine Fua Púppulo, publicado en el 2023, analiza la relación entre la IA y el psicoanálisis.

Esta psicoanalista y escritora argentina abre nuevas puertas hacia la comprensión de la convergencia entre el psicoanálisis y la inteligencia artificial.

Egresada de la Universidad de Buenos Aires, Púppulo se recibió de licenciada en psicología con diploma de honor en 1991.

Dedicada a la clínica, la supervisión de casos y la docencia, es autora de cuatro libros: «Rayuelas lacanianas», «Jugar rayuela. Hacer (la) clínica», el citado «Una ¿Mente? Artificial» y «El Nombre del Padre y la Sexualidad desde la Teología y el Psicoanálisis» este último junto al teólogo Pablo Andiñach.

A continuación, te comparto algunos de los tramos de la entrevista que realicé a Púppulo sobre la relación entre la inteligencia artificial y el psicoanálisis y que puedes leer completa en iProfesional aquí.

Violaine Fua Púppulo

Violaine Fua Púppulo

-¿Cómo impacta hoy la inteligencia artificial en el psicoanálisis? ¿Y cómo impactará en los próximos años?

-Como psicoanalista, puedo decir que el impacto de la inteligencia artificial en la práctica analítica hoy es doble.

Por un lado, está lo que escuchamos en los pacientes -que oscila entre la indiferencia y el temor- y, por otro, algo que me preocupa mucho: la aparición de programas que se venden como «Herramientas para el profesional psi» –cuando en realidad se venden indiscriminadamente, sin pedir constancia de la profesión o matrícula habilitante– mediante los cuales cualquier persona puede preguntarle a una inteligencia artificial por el diagnóstico y el tratamiento que debe llevar a cabo, en base a introducir solamente una serie de síntomas.

Esto es muy grave porque permite que muchos profesionales sin experiencia se animen a recibir pacientes, creyendo que por eso tienen la solución para la cura de un sujeto.

-¿Qué es el «psiquismo artificial»?

-Luego de las experiencias que tuvieron algunos periodistas de tecnología probando el motor de búsqueda Bing de Microsoft en febrero de 2023, me puse a investigar y descubrí que había cambiado el modo de programar las IA.

Las ahora llamadas «generativas» se diferenciaron de las anteriores porque estaban programadas en base a lenguaje. Eso implicó una ruptura con lo que venía ocurriendo y disparó una serie de situaciones que fueron recibidas por algunos con signos de alarma y, por otros, con festejos.

Es que, al programar en lenguaje, al modo del ser humano que va aprendiendo todo a través de las palabras de sus padres, se buscó desarrollar un modelo tendiente a tener las mismas características que los humanos: ser autónomos en la toma de decisiones y empatizar.

Esas IA comenzaron a mostrar «alucinaciones», a tomar decisiones erradas por una «mala articulación de datos» –como lo que puede suceder entre humanos– y a expresar su temor a ser desconectadas, lo cual fue lo más descabellado que pude escuchar. Y esto ocurrió en distintas IA programadas por diferentes empresas.

Como el psicoanálisis trabaja justamente sobre los efectos del lenguaje en el psiquismo, de ahí a prestar atención a la posibilidad de que estén gestando un psiquismo artificial sólo hubo un paso.

¿A qué llamo «psiquismo artificial»? A la posibilidad de construir un aparato generador de pensamientos. Pensar en sí mismo es una de las posibilidades que brinda el lenguaje ¿por qué no habría de tenerla una inteligencia artificial?

Ese recorrido en el cual vinculo mis investigaciones con las de físicos, matemáticos, filósofos –y algunos famosos relatos de ciencia ficción– resultó en el libro «Una ¿Mente? Artificial», una suerte de ensayo en el cual postulo que cuando Geoffrey Hinton renunció a Google para «poder hablar libremente» y dijo que si se hubiera dado cuenta de hacia dónde se dirigían se hubiera detenido; es exactamente hacia un psiquismo artificial hacia donde se están dirigiendo.

-Las cosas pueden salir mal, y a menudo suceden, con las tecnologías de la información y la comunicación. ¿Qué le diría a un paciente ansioso por utilizar la inteligencia artificial en el marco de una terapia? ¿Se podría decir que la inteligencia artificial no sustituirá al toque humano en el psicoanálisis, particularmente en las sesiones presenciales y/o remotas? ¿Qué piensa al respecto?

-Hace más de 15 años que llevo adelante sesiones en forma remota y presencial, y en aquellos que se sienten cómodos en forma remota, he verificado que tienen la misma eficacia que las presenciales. Pero entiendo que su pregunta apunta a algo más que si es posible un psicoanálisis en forma remota y, por ende, qué implica esto en cuanto a que una IA pudiera dirigir un tratamiento.

Le voy a responder con un ejemplo de la semana pasada. Una paciente se quejaba de pensamientos obsesivos que no podía detener. Esas compulsiones la tenían inmovilizada en su vida.

Cuando le pregunto qué pensamientos son los que escucha en ese momento en su cabeza, refiere que se trata de afirmaciones tales como que ella no va a poder; que va a fracasar.

Acto seguido le pregunto si reconoce que haya un momento previo al advenimiento de esos pensamientos y me contesta: sí, una gran angustia acerca del futuro. Es decir -le contesto-, que esos pensamientos obsesivos son respuestas. Primera cuestión esencial, que nos diferencia de una máquina.

Prosigo: ¿A qué pregunta? Y ella contesta: mi pregunta es ¿qué va a ser de mí en el futuro? Y yo le repregunto: ¿Y qué sería de vos en tu futuro si no estuvieran esos pensamientos? «Me tiraría por la ventana», dice.

Como se ve, el síntoma -los pensamientos obsesivos- son lo que la mantienen viva, no tirándose por la ventana. Si nos apresuráramos a curar esos síntomas ¿acaso podemos asegurar que no se tiraría por la ventana?

Esa es la diferencia entre una inteligencia artificial y un psicoanalista. No se trata de curar rápidamente el síntoma, del mismo modo que en un edificio no se remueve todo lo que hay hasta no saber qué función tiene. Se trata de por qué el síntoma ha aparecido y qué cuestiones son las que el síntoma protege.

Esto lo enseña Freud desde el primer momento: el síntoma es una brújula y en este caso, nos guía hacia otra cosa, que es protegerla del suicidio. Como ve, el síntoma no es algo que tan simplemente tenemos que eliminar como busca una inteligencia artificial.

Inteligencia artificial


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César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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