¿Cómo no quererte si tanto te necesito?
¿Cómo no quererte si no es posible la vida en tu ausencia?
Pero no te quiero callada ni temerosa,
tampoco lejana o esquiva.
No te quiero altiva ni arrogante
ni impoluta en pedestal de mármol.
No te quiero con tus ojos ciegos
ni tu boca muda ni tu corazón de piedra.
Te quiero justa y te quiero libre,
te quiero ajena a las presiones
y distante de aquello que corrompe.
Te quiero desnuda de mezquindades,
despojada de prejuicios,
desarropada de los privilegios del poder.
Te quiero con la mirada transparente,
abierta a la realidad, capaz de verlo todo.
Te quiero de manos tendidas y abiertas,
acariciando heridas,
abrazando sufrimientos,
sosteniendo a los frágiles.
Te quiero de pies ligeros,
siempre en movimiento,
caminando nuestros senderos,
amaneciendo verdades,
ventilando impurezas,
haciendo visible lo esencial,
diciéndole adiós a los imposibles.
Te quiero de buena memoria,
haciendo honor a la historia, a la vida,
a los dolores y a los sueños
de mujeres y de hombres,
de niñas y de niños,
de oscuros y de claros,
de heteros y de homos,
de derechos y de izquierdos,
de cada ser humano
que te clama, te ruega, te llora
y que grita tu nombre:
JUSTICIA.
Gerardo Oberman
Febrero 2015
Fuente: Perfil del autor en Facebook.
Fotografía: La justicia, de Rogelio Yrurtia, Palacio de los Tribunales, Buenos Aires. Fuente: Wikimedia.