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Ingmar Bergman, el cineasta más famoso de Suecia y uno de los más grandes de la historia, es una gran influencia en mi vida.

Mis padres eran amantes de la obra de este artista escandinavo. Con mi mamá, Martha, vimos juntos en mi juventud varias películas de este genio en cines de la avenida Corrientes en Buenos Aires.

Durante una visita a Suecia, junto a mi amigo y colega Leandro Africano dediqué parte de la tarde del 12 de septiembre de 2018 una muestra que recordaba a Bergman.

La exhibición incluyó proyecciones, exposiciones, guías y seminarios sobre uno de los grandes iconos del celuloide que ese año habría cumplido un siglo de vida.

El Museo de las Artes Escénicas de Estocolmo fue la sede de «Bergman, verdades y mentiras», una muestra que repasó 60 años de carrera artística.

Ingmar Bergman, el cine y el teatro

El teatro fue la gran pasión de Bergman, que ya en su época universitaria, cuando estudiaba arte y literatura, dirigía una compañía de aficionados.

Fue el preludio de una carrera fructífera que incluyó dirigir más de un centenar de piezas, varios teatros municipales y el prestigioso Dramaten.

A diferencia del cine, a Bergman le resulto «muy difícil» dejar el teatro.

El artista aseguraba extrañar al teatri todos los días, según confesó en un documental rodado cuando vivía en la isla Fårö y estrenado tres años antes de su muerte.

Pero fue el cine el que le dio fama internacional a este hijo de un pastor protestante.

De su padre recibió una estricta educación en un ambiente religioso y autoritario que influiría en los temas que abordó en sus películas.

Entre esos temas se destacaron Dios, la soledad, las relaciones de pareja, la obsesión por la muerte u otros problemas existenciales.

Hitos de la obra de Bergman

A los 26 años, Bergman, que de pequeño había conseguido entre súplicas que su hermano le cambiase un cinematógrafo por un ejército de soldaditos de plomo, debutó como guionista con «Hets» (Persecución), de Alf Sjöberg. Su estreno como director llegó un año después con «Crisis».

Después le siguieron una decena de títulos que fueron cimentando su nombre hasta su éxito internacional con «Fresas salvajes» (1957), premio a la mejor dirección del Festival de Cannes, y «El séptimo sello» (1957).

Películas como «Sonata otoñal» (1978) y «Fanny y Alexander» (1983) consolidaron su reputación internacional.

La obra de Bergman cosechó multitud de premios internacionales, varios Óscar incluidos.

Bergman dio entonces un paso atrás y dirigió varios telefilmes, además de escribir guiones que fueron llevados a la gran pantalla por su hijo Daniel Bergman, el danés Bille August o la actriz Liv Ullmann.

Te comparto a continuación un breve video propio que grabé en la visita a la muestra y una galería de 50 fotografías propias:

En la galería hay fotos de epígrafes que se refieren siempre a la imagen anterior.

Deseo que este texto y estas imágenes te motiven a conocer la obra de este creador imprescindible y trascendental.

César Dergarabedian

Soy periodista. Trabajo en medios de comunicación en Buenos Aires, Argentina, desde 1986. Especializado en tecnologías de la información y la comunicación. Analista en medios de comunicación social graduado en la Universidad del Salvador. Ganador de los premios Sadosky a la Inteligencia Argentina en las categorías de Investigación periodística y de Innovación Periodística, y del premio al Mejor Trabajo Periodístico en Seguridad Informática otorgado por la empresa ESET Latinoamérica. Coautor del libro "Historias de San Luis Digital" junto a Andrea Catalano. Elegido por Social Geek como uno de los "15 editores de tecnología más influyentes en América latina".

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